Cuando las plantas se estresan, por ejemplo, por falta de agua, presentan cambios de color, olor y forma. También pueden liberar compuestos orgánicos volátiles, o incluso emitir sonidos ultrasónicos, en frecuencias que van de 20 a 150 kilohercios (kHz). Aunque los seres humanos no los capten, podrían llegar a otras plantas o insectos, según los experimentos realizados con plantas de tomate y tabaco por equipos de las universidades de Tel Aviv, en Israel, y Harvard, en Estados Unidos. Los investigadores montaron cuatro grupos –plantas de tomate estresadas por falta de agua, de tomate con los tallos cortados, de tabaco estresadas por falta de agua y también de tabaco con los tallos cortados–, comparados con un grupo de control, y colocaron micrófonos cerca de ellas. Las frecuencias de los sonidos de cada grupo eran proporcionales a los niveles de lesión y diferenciaban los grupos. Las plantas resecas de tomate y de tabaco emitieron sonidos con una frecuencia promedio máxima de 49,6 kHz y 54,8 kHz, respectivamente. En tanto, para las plantas cortadas, la frecuencia promedio máxima fue de 57,3 kHz y 57,8 kHz. También registraron sonidos con plantas de trigo, maíz, vides y cactus (Cell, 30 de marzo).
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Los sonidos de las plantas heridas
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Las plantas de tomate cortadas emiten sonidos de mayor frecuencia que las estresadas por falta de agua
Jean Weber / Wikimedia Commons