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Carta de la editora | 263

Monos y modelos

Las cuatro muertes que se registraron a partir de diciembre a causa de la fiebre amarilla en la Región Metropolitana de São Paulo revelan que el brote actual aún no se disipó. Según datos dados a conocer por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se diagnosticó la enfermedad a 779 personas en Brasil y 262 de ellas perecieron entre diciembre de 2016 y agosto de 2017. La vacunación preventiva, que se ha intensificado, evita una cifra mayor de fallecimientos, pero para ello se depende, en parte, de la información recabada debido a las muertes en otra población: la de los primates salvajes, también susceptibles a la dolencia, que anuncian la llegada del virus.

Desde hace casi 20 años, el Ministerio de Salud propuso como estrategia estudiar las muertes entre primates para la detección de las nuevas áreas de transmisión. A partir de eso, pueden adoptarse medidas de prevención tales como la vacunación de la población humana –no existe una versión homóloga para los animales– o el cierre de los parques forestales. Los organismos internacionales recomiendan la vacunación de todos los pobladores en un radio de 30 kilómetros del sitio en donde se hayan encontrado animales muertos.

En el reportaje de tapa de esta edición se lleva a cabo un estudio de caso de la estrategia adoptada en São Paulo, en la cual se integran servicios públicos tales como la Superintendencia de Control de Endemias (Sucen), el Instituto Adolfo Lutz, organismos estaduales y el Centro de Manejo y Control de Animales Silvestres, de la alcaldía de la capital paulista.

Un modelo epidemiológico desarrollado por la Sucen describe la velocidad de desplazamiento y el derrotero probable del virus por el país. Esos mapas posibilitaron la adopción de una estrategia preventiva de vacunación, que se concentra solamente en los pobladores de las áreas de riesgo, incluso antes de la identificación de monos muertos.

La ampliación del acceso de parte de la población a la educación superior pública es el objetivo de una serie de acciones, denominadas afirmativas, que han tomado tanto instituciones estaduales como federales a partir de la década de 2000. El artículo de la página 30 aborda, partiendo de estudios elaborados con los resultados, algunas de esas iniciativas, que revelan la complejidad del desafío de promover la inclusión de una porción más diversa de los estudiantes egresados de la enseñanza media sin perder de vista la calidad. Lo que queda claro es que el examen de admisión genérico ya no es la puerta de entrada exclusiva a las universidades. Los sistemas de bonificación de notas, de reserva de vacantes, o el uso de evaluaciones gubernamentales, como en el caso del Examen Nacional de la Enseñanza Media (Enem) integran actualmente un menú de alternativas para el ingreso en esas instituciones.

La edición de este mes contiene, entre otros temas, el referente a las plantas carnívoras originarias de lo que hoy en día es Brasil, micromariposas que pasan la mayor parte de su vida como larvas o pupas en el interior de las hojas que constituyen su fuente de alimentación, y el uso de residuos del cultivo de la caña de azúcar, tales como el bagazo y la paja, para la producción de papel. El reportaje de la página 80 revela que São Paulo se transformó en la nueva Ciudad del Este, la meca de los vendedores callejeros hasta el comienzo de los años 2000. La capital paulista tomó la posta de Paraguay, en el rol de principal distribuidor en Brasil de productos populares importados de China. Una parte, por un monto de 30 mil millones de dólares al año, ingresa legalmente; otra no. Este flujo económico también es migratorio: en 2012 había 250 mil chinos viviendo en Brasil, de los cuales 180 mil estaban en São Paulo. Al comienzo de los años 2000, vivían 20 mil chinos en la frontera paraguaya, una cifra que se redujo a cuatro mil. Desde São Paulo, esos productos abastecen a los mercados populares de todo el país.

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