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Producción agropecuaria

Nuevos agentes biológicos contra las plagas

Un garrapaticida natural e insectos neurópteros pueden ayudar a combatir importantes especies nocivas para el ganado y la caficultura brasileña

El hato bovino nacional padece pérdidas que se estiman en 3.200 millones de dólares por año a causa de la garrapata

Léo Ramos Chaves

Hay una buena noticia para los ganaderos y caficultores brasileños: están llegando a los productores algunas alternativas para combatir a la garrapata del ganado bovino, que genera pérdidas estimadas en 3.200 de dólares anuales en el país, y hacer frente al minador de la hoja del cafeto, la plaga principal de los cafetales. Las dos soluciones, que surgieron en los laboratorios de la empresa Decoy y en la Universidade de Franca (Unifran), respectivamente, ambas en el estado de São Paulo, se basan en el control biológico de plagas, un método que provoca un menor impacto en el medio ambiente que los agentes químicos tradicionales.

El garrapaticida de Decoy, elaborado a base de hongos, enemigos naturales del parásito, se encuentran disponibles en dos fórmulas: una para pulverizarla sobre los animales y otra para su aspersión sobre las pasturas. Los hongos actúan en todas las fases del desarrollo del artrópodo, matando a los huevos, larvas, ninfas y adultos, según informa la empresa. La garrapata del ganado bovino constituye una amenaza para la posición que ocupa Brasil, propietario del mayor hato bovino comercial del mundo, compuesto por más de 200 millones de cabezas de ganado, en el mercado de la carne vacuna. El país es el mayor exportador y el segundo productor a nivel global, superado solamente por Estados Unidos.

La empresa en cuestión (Decoy), incubada en el Parque Supera de Innovación y Tecnología de Ribeirão Preto (São Paulo), apuesta por el control biológico como solución para un atolladero: la resistencia creciente de la garrapata bovina común Rhipicephalus (Boophilus) a los agentes químicos. El problema se desató debido al uso indiscriminado de esos productos, con la consecuente contaminación del medio ambiente, los animales y los seres humanos.

“Estamos introduciendo en la cría de los animales un concepto que ya es una realidad en la agricultura. Hemos desarrollado productos para el control biológico de plagas de importancia económica, atendiendo a una demanda de los productores”, resalta el biólogo Lucas Garcia von Zuben, socio fundador de Decoy.

Además de la investigación sobre el tratamiento fúngico para combatir la R. (B.) microplus, la compañía tiene otros proyectos de innovación en curso, dos de ellos respaldados por el Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe), de la FAPESP. Uno tiene como objetivo la creación de un bioinsecticida fúngico contra una plaga de la avicultura, el insecto conocido como escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperinus), y el otro, cuya fórmula también se basa en hongos, está destinado al control del ácaro Varroa destructor en las colonias de abejas de la especie Apis mellifera.

Alexandre Frateschi Un fragmento de pasturas infestado por la garrapata del ganadoAlexandre Frateschi

Una idea insólita
Decoy es una empresa fundada en 2015 por dos biólogos, von Zuben y Túlio Marcos Nunes, por entonces realizando estudios posdoctorales en la Universidad de São Paulo (USP), y el economista Filipe Dal’Bó. Actualmente cuenta con alrededor de treinta integrantes, de los cuales siete son investigadores. El ingreso en el programa Pipe se produjo el mismo año de fundación de la empresa, pero no generó un producto. “Nuestro primer proyecto Pipe fue una cinta con feromonas que se fijaba al animal y atraía a los parásitos. A medida que fuimos adquiriendo conocimiento sobre la realidad del negocio ganadero –hasta entonces estudiábamos a las abejas–, nos dimos cuenta que esa idea era absurda. No hay necesidad de atraer a las garrapatas: cuando el ganado pasta, los animales mismos las atraen”, recuerda Nunes.

Los estudios iniciales fueron la base para la configuración científica y financiera de la empresa. La startup ha recibido 1,8 millones de reales en inversiones privadas y pretende que su garrapaticida biológico se transforme en su buque insignia. En la actualidad, el producto está siendo probado por más de 700 productores ganaderos. La startup provee el garrapaticida y asesoramiento técnico para su aplicación y a cambio recibe ayuda para cubrir los costos, por un monto no divulgado, para poder continuar con el desarrollo.

“Hay que estar abierto a lo nuevo. Estaba atravesando una situación delicada, pero de todos modos habría aceptado la idea”, relata João Queiroz, un productor de ganado de carne de la localidad de Presidente Prudente (São Paulo) que perdía unas 20 cabezas de ganado por año a causa de las garrapatas. “Una de las reses muertas estaba infestada con tres mil de esos parásitos y no había sido por negligencia”. El productor había utilizado todos los productos disponibles en el mercado para combatir la plaga cuando, gracias a un interés en común –la apicultura−, conoció a Nunes, quien le dijo que tenía una solución para ese problema. “Hemos tardado tres meses en resolverlo, pero la diferencia es notable; no he vuelto a perder ninguna vaca”, dice.

Por el momento, Decoy no revela cuáles son los hongos que emplea en su fórmula. La eficacia de los productos en las pruebas de laboratorio varía entre un 80 % y un 100 %, dependiendo de la concentración y de la fase en que se encuentre el ciclo vital de la garrapata. Cuando se lo utiliza en el campo, se estima que su eficacia es del orden del 70 %, al menos, según las condiciones de aplicación del producto. “Hemos puesto en marcha un proyecto para recopilar datos en campo con mayor robustez, dado que la influencia de las condiciones ambientales es bastante alta”, dice von Zuben. Esta información es fundamental para obtener el registro del producto en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento (MAPA, por sus siglas en portugués). Una disposición de este organismo exige una eficacia del 95 %, un índice que se considera alto en el contexto del control biológico.

Tatiana Magalhães Un arácnido bajo los efectos del agente biológico creado por DecoyTatiana Magalhães

“La normativa está pensada para los productos químicos. El control biológico requiere un análisis diferente, ya que actúa a partir de la dinámica de las poblaciones durante un período de tiempo determinado”, sostiene Nunes. La empresa solicitará la creación de un nuevo protocolo de análisis que se adapte mejor a la realidad del control biológico, empero, paralelamente ha dado curso a una solicitud de licencia para la operación de una biofábrica que se instalará en un predio de 80 metros cuadrados en el Parque Supera. Su producción podría atender a 1,2 millones de animales por mes.

Los obstáculos burocráticos son señalados como uno de los motivos que desalientan el registro de productos de control biológico en la ganadería, aunque las investigaciones en el área existen al menos desde la década de 1990. “Entre 2015 y 2019, más de 40 empresas nuevas han registrado su primer producto para el control biológico. En 2020 se registraron 95 productos destinados al mercado agrícola, mientras que el uso veterinario aún no ha sido explorado”, dice el agrónomo Italo Delalibera Júnior, de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq), de la USP, e investigador del São Paulo Advanced Research Center for Biological Control (SparcBio), auspiciado por la FAPESP y por la empresa Koppert Biological Systems.

Otro obstáculo para que una fórmula eficaz contra la garrapata del ganado bovino llegue al mercado es de carácter técnico. Según el veterinario Renato Andreotti, de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) y docente en la Universidad Federal de Mato Grosso do Sul (UFMS), varios estudios demuestran que los agentes fúngicos funcionan bien en laboratorio, pero no han demostrado la misma efectividad en el campo. “Uno de los problemas que surgen está dado por la incidencia de los rayos ultravioleta, que matan al hongo”, ejemplifica.

Andreotti estudia desde hace 30 años distintas técnicas de control de la garrapata del ganado y recientemente ha depositado la patente de una vacuna, elaborada a base de péptidos del parásito. “Es posible que los científicos de la startup hayan obtenido un compuesto fúngico que también sea efectivo en el entorno rural. Las herramientas químicas para el control del parásito se están agotando a causa de su resistencia”, subraya Andreotti. “Confío en que aparecerán nuevas soluciones”.

Alessandra Vacari Cafeto atacado por el minador de la hojaAlessandra Vacari

Para proteger a los cafetales
El control biológico también es una estrategia que ha propuesto la entomóloga Alessandra Marieli Vacari, de la Unifran, para proteger los cultivos de café de Brasil. Ella dirige una red integrada por bioproductores de insectos, agrónomos, entomólogos y agricultores de los estados de Minas Gerais, São Paulo, Goiás y Pará, que están probando con una familia de neurópteros, los crisópidos (Chrisoperla spp.), unos insectos verdes y voladores denominados comúnmente crisopas, en el manejo integral de plagas (MIP) del cafeto. El MIP utiliza un conjunto de herramientas, entre ellas productos químicos, agentes biológicos y plantas cebo para controlar las plagas agrícolas (ácaros, insectos, enfermedades y malezas).

El objetivo es el minador de la hoja del cafeto (Leucoptera coffella), una polilla blanca que en su fase larvaria provoca la formación de minas o galerías en el interior de las hojas. Su ataque causa estragos en el follaje y, por consiguiente, afecta la capacidad de los cafetos para realizar la fotosíntesis, disminuyendo su longevidad y convirtiéndose en una amenaza para su subsistencia. Una infestación severa puede llegar a reducir la capacidad productiva de un cafetal hasta un 70 %, según un estudio publicado por Embrapa Recursos Genéticos y Biotecnología.

Para ofrecer una alternativa ecológica y sostenible, Vacari ha trabajado junto a siete alumnos de la universidad, todos ellos becarios de iniciación a la investigación científica de la FAPESP, para producir crisópidos en laboratorio y analizar su comportamiento depredador y reproductor en el campo. “Nuestra investigación reviste un especial interés para los productores de cafés especiales, que precisan adoptar el MIP como criterio de certificación, y también para los caficultores orgánicos, que no pueden utilizar insecticidas químicos sintéticos ni acaricidas en el control de plagas”, explica Vacari.

Alessandra Vacari Orugas de la plaga aumentadas (círculos blancos)Alessandra Vacari

En la Unifran, se están criando en ambiente controlado tres especies de neurópteros. Cuando los huevos están a punto de eclosionar, se los libera en el campo y se realiza un seguimiento de sus fases de larva, pupa y adulto. Los hábitos alimentarios y de colonización de los crisópidos se monitorean fuera de la universidad. “Los agricultores están tan interesados en el conocimiento generado por la investigación que ofrecen sus predios para la realización de los estudios. Hemos suscrito convenios con varias plantaciones de cafés especiales y orgánicos”, explica la entomóloga.

Una de esas fincas productoras es la Fazenda Bom Jardim, en Franca (São Paulo), que en 2016 inició el proceso de transición de una plantación de café tradicional, en donde se utilizaban químicos y pesticidas convencionales, hacia un manejo orgánico. Según Alexandre Leonel, uno de los propietarios del establecimiento, “los índices de infestación con el minador de la hoja, que rondaban el 65 %, se redujeron a alrededor de un 10 % tras cuatro liberaciones de crisópidos”.

El control biológico, dice Leonel, tuvo un reflejo en la productividad. “La parcela de cafetos que recibió a los crisópidos produjo bien en la última cosecha. Para este año, incluso con la sequía y otros inconvenientes, estimamos que se producirán unas 30 sacas por hectárea, una buena cifra. Otras parcelas, que no recibieron el tratamiento, producirán 10 sacas por hectárea”, explica el caficultor. “Los resultados son prometedores, pero tan solo están reflejando un ciclo de suministro de estos agentes biológicos. Tenemos que hacer un seguimiento de al menos tres ciclos para consolidar la tecnología”.

Vinícius de Oliveira Lima Crisópido adulto utilizado en el control biológico de los cafetalesVinícius de Oliveira Lima

Un mapa de la mina
“El primer uso documentado de crisopas para el control de plagas data de los años 1980, en algodonales de Colombia”, informa el taxónomo Francisco José Sosa Duque, de la Universidad Federal Rural de la Amazonia (Ufra), uno de los colaboradores de Vacari en el estudio. No es casual que el uso de crisópidos en el cafeto haya surgido en Brasil debido al cultivo del algodón. En 2013, la Asociación Minera de Productores de Algodón (Amipa) instaló una biofábrica para producir macroorganismos, entre ellos, la microavispa parasitoide Trichogramma pretiosum, que se utiliza para hacer frente al ataque de orugas.

Luego empezaron a criar crisópidos para depredar ácaros, pulgones y ninfas de la mosca blanca en los cultivos de algodón. “Como en las propiedades de nuestros asociados había 12.000 hectáreas de plantaciones de café, resolvimos probar con los crisópidos para atacar al minador de la hoja del cafeto e inicialmente, advertimos su potencial. Tan es así que el 90 % de nuestra producción actual de crisópidos tiene como destino los cafetales”, informa Lício Pena, director ejecutivo de Amipa.

Con una producción a gran escala y resultados alentadores en las pruebas de campo, la próxima etapa consiste en hacer factible la comercialización de los crisópidos. Para ello, Amipa presentó el primer pedido de registro de la especie Chrysoperla externa en el MAPA. Mientras aguarda su aprobación, la asociación está monitoreando otro procedimiento: el control conservador, es decir, la implantación de otras especies para mantener a la población de crisópidos cerca. “En los insectos adultos disecados se observa una preferencia alimentaria por las plantas con flores y aromáticas. Es por eso que hemos plantado esas especies en las calles del cafetal; algunas fijan nitrógeno y otras reciclan nutrientes, enriqueciendo el suelo”, comenta Pena. Si la estrategia tiene éxito, el control poblacional del minador de la hoja del cafeto dependerá de menos liberaciones de crisópidos, tras la colonización de sus enemigos naturales en las plantaciones.

Proyectos
1. Control biológico del escarabajo del estiércol, Alphitobius diaperinus (Coleoptera: Tenebrionidae) con base en un bioinseticida fúngico (nº 19/16636-8), Modalidad Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe); Investigadora responsable Tatiana Magalhães (Decoy Smart); Inversión R$ 32.380,60
2. Control biológico del parásito Varroa destructor en colonias de Apis mellifera (nº 19/23976-0), Modalidad Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe); Investigadora responsable Larissa Galante Elias (Decoy Smart); Inversión R$ 555.186,72

Artículo científico
HIGA, L. O. S. et al. Acaricide resistance status of the Rhipicephalus microplus in Brazil: A literature overview. Medicinal Chemistry. v. 5, p. 326-33. 2015.

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