Un artículo de revisión publicado en febrero de 2018 en la revista Environmental Research Letters argumenta a favor de estrategias que promuevan el cambio de las cocinas que utilizan biomasa (leña o carbón) por cocinas de gas licuado de petróleo (GLP). Este trabajo fue escrito por el físico José Goldemberg, profesor emérito de la Universidad de São Paulo (USP) y presidente de la FAPESP, y por los investigadores Javier Martínez-Gomez, de la Universidad Internacional Sek, Ecuador, Ambuj Sagar, del Instituto Indio de Tecnología Delhi, y Kirk Smith, de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos. En él, los autores sugieren que este cambio constituiría una etapa intermedia, que precedería el uso de cocinas eléctricas o abastecidas con energía renovable. “Proponemos un premio global de innovación como forma de motivar a quienes puedan desarrollar una cocina para los hogares que no sea contaminante y sea robusta y accesible”, escriben. En Brasil, los subsidios gubernamentales para incentivar el uso de GLP empezaron en 1973 y cesaron en 2000. Como consecuencia de esta acción, en esas tres décadas, el uso de leña para cocinar cayó un 65%, de acuerdo con los autores del estudio (vea el gráfico abajo). En 2014, menos de 10 millones de brasileños, principalmente habitantes de las áreas rurales, usaban madera para abastecer a sus cocinas. En la India, como consecuencia de un programa coordinado por el gobierno y las empresas petroleras, de 2015 a 2017, unos 10 millones de habitantes abandonaron las cocinas de leña y comenzaron a usar GLP. Se estima que, en el mundo, 2.700 millones de personas (uno de cada tres habitantes) todavía preparan sus alimentos en cocinas de leña o carbón, lo que aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias y cardiovasculares y contribuye a la liberación de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
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