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Memoria

Registros de un cometa

Hace 252 años, un matemático escribió un manuscrito acerca del paso del cometa Halley por los cielos brasileños

NASAEl cometa Halley, visto en 1986 durante su retorno luego de 76 añosNASA

La idea de un Brasil colonial sin el más mínimo contacto con el conocimiento natural o científico, como se lo denominó a partir del siglo XIX es algo que los historiadores parecen haber dejado atrás. Documentos hallados durante las últimas décadas indican que siempre ha habido gente escribiendo en modo tan objetivo como le era posible acerca de la flora y la fauna brasileña, registrando el movimiento de los astros en los cielos del hemisferio Sur y estudiando matemática y minerales en forma análoga a lo que se hacía en Europa. Esos científicos del pasado que vivieron aquí eran pocos y casi siempre extranjeros, pero existían. En el siglo XVII, George Marcgrave, en Recife, y Valentin Stansel, en Salvador, produjeron trabajos publicados, admirados y citados en Europa. En el siglo XVIII, el jesuita portugués José Monteiro da Rocha (1734-1819) recorrió ese mismo camino y escribió en 1759 el manuscrito Sistema físico-matemático dos cometas, luego de haber observado un cometa en Salvador, donde residía. Se trataba del célebre cometa Halley, que puede observarse cada 76 años, tal como calculó el astrónomo inglés Edmond Halley.

Monteiro era originario de Vila de Canavezes y habría arribado siendo niño a Brasil, de la mano de un misionero de la Compañía de Jesús. En el Colegio de Salvador se ordenó sacerdote y recibió una buena enseñanza de matemática un distintivo de los jesuitas de aquella época usufructuando una biblioteca con títulos actualizados, con obras de Newton, Copérnico, Descartes y Gassendi. Debido a una asidua correspondencia, sabía que el Halley sería avistado hacia finales de 1758. Pero no contó con acceso al trabajo del francés Alexis-Claude Clairaut, quien realizó cálculos más precisos, a comienzos de ese mismo año, y arribó a la conclusión de que el cometa regresaría con un mes de retraso, es decir, a comienzos de 1759. En efecto, Monteiro lo avistó por primera vez el 20 de marzo y realizó las últimas observaciones a finales de abril. Como no poseía las informaciones de Clairaut, no supo que se trataba del Halley.

Como consecuencia de esas observaciones, escribió el Sistema físico-matemático dos cometas probablemente durante ese mismo año 1759 y envió el manuscrito a Portugal. Monteiro tenía entonces 25 años. También ese mismo año, el Marqués de Pombal, título del ministro Sebastião José de Carvalho e Melo, expulsó a la Compañía de Jesús de todo el reino portugués. Pero les otorgó a los jesuitas, como opción al exilio, la renuncia a la orden. El joven religioso decidió quedarse en Salvador, se convirtió en cura secular y profesor público de latín y de retórica. A mediados de la década de 1760 regresó a su tierra natal para seguir estudiando. Fue a la Universidad de Coimbra y allí hizo carrera como matemático y astrónomo. Su inclinación por las ciencias lo llevó a ser designado para organizar la nueva facultad de matemática creada por la reforma pombalina de 1772 en la misma universidad, en donde quedó como responsable de las cátedras de mecánica e hidrodinámica y, posteriormente, de la de astronomía. En 1795 fue nombrado primer director del Observatorio Astronómico portugués.

El manuscrito que escribió en su juventud Monteiro da Rocha aborda la naturaleza física de los cometas y el cálculo de las efemérides basado en la teoría gravitacional de Newton, utilizando un conjunto de técnicas geométricas. El texto quedó sin publicación hasta 1998, cuando el historiador Carlos Ziller Camenietzki, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, lo descubrió durante una visita de trabajo a la Biblioteca Pública de Évora, en Portugal. Solicité microfilmarlo, me cercioré de que era inédito y logré publicarlo en Brasil, comenta Ziller. El libro apareció en el año 2000, editado por el Museo de Astronomía y Ciencias Afines (Mast/ MCT), de Río de Janeiro. Desafortunadamente, no fue posible rastrear el derrotero que llevó al manuscrito a quedar en el olvido durante más de 200 años.

El historiador apunta también que el tratado de Monteiro sobre astronomía es rico en información al respecto de la cultura colonial y las actividades eruditas realizadas durante ese período. Estos aspectos todavía son poco valorados, menciona. De acuerdo con el matemático Ubiratan DAmbrósio, profesor emérito de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), a quien Ziller consultó en primera instancia acerca la importancia del religioso en aquella época, Monteiro fue un buen matemático y educador influyente en Portugal. Aunque tuvo más brillo en la astronomía, donde concretó sus trabajos más relevantes, concluye.

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