Un trabajo publicado en la plataforma de preprints SSRN, alusivo a un potencial tratamiento contra el nuevo coronavirus despertó el interés de la bióloga holandesa Elizabeth Bik, que administra un blog sobre integridad científica. El título del manuscrito resume una panacea extraordinaria: “Drástica mejoría clínica en nueve pacientes de edad avanzada con enfermedades agudas asociadas al covid-19 tratados con un cóctel de mononucleótido de nicotinamida (NMN)”. Ella investigó, e incluso antes de adentrarse en el mérito de los resultados, halló indicios de mala conducta. El estudio fue realizado sin el aval de un comité de ética institucional, algo obligatorio en Estados Unidos para los tratamientos que aún no han sido homologados por la agencia regulatoria Food and Drug Administration (FDA). Y hay más: el autor, el médico Robert Huizenga, no informó en su declaración un conflicto de intereses, ya que el cóctel en cuestión lo elabora una empresa que es propiedad de su hermano, Joel Huizenga, quien también presentó una solicitud de patente para explotar el producto, promocionado como una “fuente de juventud”. El compuesto principal del cóctel, el NMN, es un suplemento alimentario que se comercializa por internet.
“No existen ensayos clínicos publicados acerca de la eficacia del cóctel, sino solamente un informe que involucra a 12 pacientes masculinos que pagaron por el tratamiento e informaron sentirse más jóvenes y que ahora jugaban al ajedrez con mayor destreza”, escribió Bik. Aunque afirma estar vinculado al Cedars Sinai Medical Center, Robert Huizenga, conocido en Los Ángeles, California, como Dr. H, dejó el hospital en la década 1980 para convertirse en médico del equipo de fútbol americano Los Ángeles Raiders y, en los últimos años ha trabajado como consultor en reality shows de la televisión estadounidense como The biggest loser, una competencia extravagante en la cual los obesos mórbidos que participan se disputan quién logra adelgazar más. Desde 2013, es dueño de un spa en Malibú.
La oferta de drogas milagrosas contra el covid-19 no es algo raro en Estados Unidos, en el marco de la pandemia. Un estudio que salió publicado en octubre en la revista Therapeutic Innovation & Regulatory Science reveló que entre los meses de mayo y julio, la FDA envió 98 cartas de advertencia a empresas que comercializaban productos con supuesta acción contra el nuevo coronavirus, pero eran falsificados o no contaban con la aprobación de los entes regulatorios. Entre los compuestos fraudulentos había distintos tés, desinfectantes de manos, pastas dentales y hasta una falsa vacuna. Lo más estrafalario de la lista era un jarabe de miel y frutas para prevenir el covid-19 en niños, ofrecido como “caca de unicornio” que se vendía por internet. La FDA también informó de un sitio web que vendía “aguas benditas, aceites esenciales, desinfectantes para las manos, productos homeopáticos y extractos”, para prevenir y tratar el covid-19.
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