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Nobel 2019

Un premio para varones

Este año, las seis categorías del Premio Nobel homenajearon a 14 personas. Solo una es mujer: la economista francesa Esther Duflo. Además de ella, la escritora Olga Tokarczuk, de Polonia, recibió el premio de literatura, referente a 2018, cuando no hubo premiación en esa categoría. La exigua presencia de mujeres entre los laureados no es una novedad. Desde 1901, cuando se crearon las primeras categorías del premio, 950 personas han recibido un Nobel. Solo 22 son mujeres, la mitad distinguidas después del año 2000. Este desequilibrio podría ser una consecuencia de la subrepresentación de las mujeres en las ciencias exactas, biológicas y sociales. Pero no lo es. Con dos colaboradoras, la física Liselotte Jauffred, de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, analizó los datos históricos de la premiación. Las científicas se valieron de la proporción de mujeres en el cuerpo académico de las universidades estadunidenses como una aproximación de lo que ocurre en el resto del mundo y vieron que la cantidad de premiadas es muy inferior a la proporción de investigadoras que actúan en física, química, economía y medicina o fisiología. Y arribaron a la conclusión de que hay una probabilidad del 96% de que exista un favorecimiento a los varones en la premiación (Palgrave Communications, 7 de mayo). Cada categoría ofrece un premio en dinero por valor de 9 millones de coronas suecas, equivalente a 3,7 millones de reales.

Aron Simeneh/ Wikimedia Commons Abiy Ahmed Ali, primer ministro de EtiopíaAron Simeneh/ Wikimedia Commons

La conciliación en las fronteras y la cooperación internacional
Iniciativas para solucionar tensiones que se extendían durante casi 20 años con Eritrea y para promover la cooperación internacional le rindieron el Nobel de la Paz al primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed Ali. En 1988, disputas sobre el control de la región de Badme motivaron la eclosión de una guerra que duró dos años y terminó con 100 mil muertos. Para firmar el acuerdo, Etiopía reconoció la región como territorio eritreo y Eritrea franqueó a Etiopía el acceso al mar Rojo. Con la reanudación del tránsito aéreo y marítimo, ambos países reabrieron embajadas y permitieron la circulación de personas por la frontera. Nacido en 1976 en la ciudad de Beshasha, Ali se convirtió en primer ministro en abril de 2018. En los primeros 100 días de gobierno, retiró al país del estado de emergencia, concedió amnistía a presos políticos y apartó a líderes civiles y militares bajo sospechas de corrupción. Contribuyó para normalizar las relaciones diplomáticas entre Eritrea y Djibouti y medió encuentros entre dirigentes de Kenia y Somalia para resolver disputas respecto a una zona marítima. Cobran relieve sus esfuerzos por ampliar la participación femenina en la política, implementando la paridad de género en su gabinete. En su discurso de asunción, mencionó a las mujeres, agradeció a su madre y enalteció la fuerza femenina. Y nominó, en carácter de presidente de la Casa de los Representantes del Pueblo (la cámara de diputados), a la primera presidenta de Etiopía, a la diplomática Sahle-Work Zewde.

Universidad de Cambridge | Fundación Inamori | Torbjörn Zadia/Academia Real Sueca de Ciencias Didier Queloz, Michel Mayor y James PeeblesUniversidad de Cambridge | Fundación Inamori | Torbjörn Zadia/Academia Real Sueca de Ciencias

La estructura del Universo y nuevos sistemas solares
Por sus contribuciones a la comprensión de la evolución del Universo y del lugar de la Tierra en el Cosmos, un trío de investigadores recibió el Nobel de Física de 2019. La mitad del premio fue para el físico canadiense naturalizado estadounidense James Peebles, de 84 años, de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos. Los trabajos de Peebles, que empezaron en la década de 1960, establecieron la visión moderna sobre la historia del Cosmos desde el Big Bang. Y ayudaron a los radioastrónomos estadounidenses Arno Penzias y Robert Wilson a interpretar una forma de radiación que detectaron en 1964 y que les redituó el Nobel de Física de 1978: la radiación cósmica de fondo, una señal de microondas producida 400 mil años después del Big Bang. Las contribuciones de Peebles también permitieron definir la forma achatada del Universo en expansión y prever la existencia de dos componentes misteriosos del Cosmos: la materia oscura y la energía oscura. La otra mitad se dividió entre los astrofísicos suizos Michel Mayor, de 77 años, y Didier Queloz, de 53 años, ambos del Observatorio de Ginebra, en Suiza. En 1995, Mayor y Queloz anunciaron en una conferencia el descubrimiento del primer planeta fuera del Sistema Solar orbitando una estrella similar al Sol: el Pegaso 51 b, situado a aproximadamente 50 años luz de la Tierra. Actualmente se conocen más de 4 mil exoplanetas.

Marsha Miller/Universidad de Texas en Austin | Jonathan Cohen/Universidad Binghamton | Oficina Europea de Patentes John Goodenough, Stanley Whittingham (centro) y Akira YoshinoMarsha Miller/Universidad de Texas en Austin | Jonathan Cohen/Universidad Binghamton | Oficina Europea de Patentes

La saga de las baterías recargables
Investigadores que desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo de las baterías eléctricas recargables han compartido el Nobel de Química de este año: el químico británico M. Stanley Whittingham, de la Universidad del Estado de Nova York en Binghamton, Estados Unidos, el matemático y físico estadunidense John Bannister Goodenough, de la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos, y el químico japonés Akira Yoshino, de la Universidad Meijo, Japón. Estos investigadores realizaron en las décadas de 1970 y 1980 estudios que llevaron a la creación y a la producción comercial de las baterías de iones de litio, que actualmente equipan desde celulares hasta coches eléctricos (lea en la página 70). Whittingham comenzó a investigar formas innovadoras de almacenar energía en la crisis del petróleo de los años 1970. Trabajaba entonces en la petrolera Exxon y se dio cuenta de que era capaz de producir una batería con gran capacidad de acumular carga construyendo el electrodo (polo) positivo con un material que se deposita en láminas de espesor microscópico. Esta estructura le permitía al litio disuelto en el electrolito y cargado eléctricamente (en la forma de ion) penetrar en el material y acumularse, atrayendo electrones. En la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, Goodenough, actualmente con 97 años y con el puesto de más antiguo ganador de un Nobel, creó baterías capaces de acumular aún más carga al sustituir el disulfuro de titanio usado por Whittingham en el electrodo positivo por óxido de litio y cobalto. En la década de 1980, Yoshino perfeccionó esa batería al reemplazar el bloque metálico de litio (causante de explosiones) del electrodo negativo por un subproducto del petróleo, el coque. “Su trabajo volvió a las baterías más livianas y seguras”, afirma el químico Nerilso Bocchi, de la UFSCar. “Las baterías de iones de litio causaron gran impacto en la vida de las personas y abrieron un campo de investigaciones para diversificar las tecnologías de almacenamiento de energía”, explica el químico Roberto Torresi, de la USP.

Martin Kraft/ Wikimedia Commons | Alain Jocard/ AFP/ Getty Images Olga Tokarczuk y Peter HandkeMartin Kraft/ Wikimedia Commons | Alain Jocard/ AFP/ Getty Images

Investigación histórica y exploración del lenguaje
La escritora y activista polonesa Olga Tokarczuk y el escritor y dramaturgo austríaco Peter Handke fueron los ganadores de las ediciones de 2018 y 2019 del Nobel de Literatura, respectivamente. Olga Tokarczuk es la 15ª mujer que recibe el Nobel de Literatura, en 116 ediciones del premio. Best-seller en Polonia, la escritora posee tan solo un libro traducido en Brasil, Los errantes [Vagantes Tinta Negra, 2014]. La editorial Todavia, responsable de su obra a partir de noviembre, prepara la publicación de Ara a través de los huesos de los difuntos  [Sobre os ossos dos mortos]. “La escritora desarrolla un trabajo minucioso de investigación histórica, con la mira puesta en el rescate de aspectos que quedaron al margen del conocimiento canónico”, afirma Henryk Siewierski, coordinador de la Cátedra Cyprian Norwid de Estudios Poloneses de la Universidad de Brasilia (UnB). En sus aproximadamente 20 libros, Tokarczuk, que nació en 1962 en la ciudad de Sulechów, también trae a la luz una visión poco ortodoxa de la historia polaca. Por su parte, Peter Handke, nacido en 1942 en Griffen, en la frontera de Austria con Eslovenia, es graduado en derecho y vive en París, en Francia. Considerado innovador en la literatura de lengua alemana, publicó alrededor de un centenar de libros, entre cuentos, novelas, obras teatrales y guiones para el cine. “Handke es un explorador del lenguaje y embiste contra todas las convenciones. Intenta aprehender el mundo sin que el pensamiento atraviese esa aprehensión. Y le interesan solamente las sensaciones, en una búsqueda de simplicidad, autenticidad y pureza”, sostiene Celeste Henriques Marquês Ribeiro de Sousa, docente del Programa de Posgrado en Lengua y Literatura Alemana de la Universidad de São Paulo (USP). La migración y la soledad también son temas recurrentes en sus obras. Grupos de escritores de varios países criticaron la premiación a Handke, que, en el pasado, apoyó al líder serbio Slobodan Milosevic (1941-2006), acusado por el Tribunal Penal Internacional de cometer crímenes contra la humanidad.

Instituto Médico Howard Hughes | Universidad de Oxford | Johns Hopkins Medicine William Kaelin Jr., sir Peter Ratcliffe (en el centro) y Gregg SemenzaInstituto Médico Howard Hughes | Universidad de Oxford | Johns Hopkins Medicine

Los genes del sensor de oxígeno del cuerpo
La descripción de los mecanismos moleculares que ayudan a las células a adaptarse a los niveles de oxígeno (O2) le ha redituado el Nobel de Medicina de 2019 a William Kaelin Jr., de la Universidad Harvard, Gregg Semenza, de la Universidad Johns Hopkins, ambas en Estados Unidos, y Peter Ratcliffe, de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido. Esa regulación, según detectaron, ocurre debido a la activación o desactivación de algunos genes. El oxígeno se usa en el interior de las células para transformar glucosa en energía. Muchas veces, empero, la disponibilidad de oxígeno disminuye (hipoxia). En el proceso evolutivo, el organismo humano ha desarrollado mecanismos tendientes a detectar la disponibilidad de O2 y asegurar que llegue en un nivel suficiente a los tejidos. Uno implica al cuerpo carotídeo, el otro, a la hormona eritropoyetina (EPO). Los dos sistemas eran conocidos, pero no así los genes que los regulaban. En la década 1990, Semenza y su grupo localizaron fragmentos del ADN cerca del gen EPO que ayudan a mediar la respuesta del organismo a la hipoxia, codificando un complejo proteico, el factor inducible por hipoxia (HIF). Al estudiar esos genes, Ratcliffe vio que el mecanismo estaba presente en varias células del cuerpo. Kaelin, al investigar el Síndrome de von Hippel-Lindau, una enfermedad genética asociada a tumores desencadenados por mutaciones en el gen VHL, se dio cuenta de que las células cancerígenas con funcionamiento anormal del VHL tenían una activación elevada de genes regulados por hipoxia. La actividad de esos genes se normalizaba cuando se reintroducían copias normales en las células. Kaelin arribó a la conclusión de que la proteína expresada por el VHL interactuaba con el HIF, favoreciendo su degradación.

Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) | Universidad Harvard Abhijit Banerjee (a la izq.), Esther Duflo y Michael KremerInstituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) | Universidad Harvard

Estudios sobre formas de combatir la pobreza
Este año el Nobel de Economía distinguió a tres investigadores que ayudaron a desarrollar métodos innovadores de investigación sobre la pobreza y las formas de combatirla. El estadounidense Michael Kremer, de la Universidad Harvard, el indio radicado en Estados Unidos Abhijit Banerjee y la francoestadounidense Esther Duflo, ambos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), compartirán el premio, creado en 1969 por el Banco Central de Suecia en memoria de Alfred Nobel. En la década de 1990, Kremer, de 54 años, Banerjee, de 58 años, y Duflo, de 46 años, apostaron a métodos experimentales poco usados en la investigación en economía para descubrir formas de sacar a una gran cantidad de individuos de la pobreza extrema. Fraccionaron el problema en múltiples preguntas y realizaron experimentos en comunidades o países con miras a evaluar cuáles prácticas y políticas públicas resolverían mejor cada aspecto. “Incorporaron al análisis de políticas públicas métodos usados en la medicina, como la realización de ensayos aleatorizados”, dice el economista Naercio Menezes Filho, del Insper, institución de educación superior e investigación con sede en São Paulo. El mismo abordaje usado en estudios sobre la eficiencia de medicamentos, como la selección aleatoria del grupo tratado con el principio activo y del grupo que recibe placebo, se aplicó en la búsqueda de estrategias tendientes a combatir la mortalidad infantil o aumentar la asistencia escolar. En la década 1990, Kremer analizó el desarrollo escolar de grupos de niños y niñas en Kenia y arribó a la conclusión de que la oferta de más libros no tenía impacto en las calificaciones, lo que pone de manifiesto que la escasez de recursos no explicaba por sí sola los problemas de aprendizaje. Casados, Duflo y Banerjee trabajaron en la India y vieron que los métodos de enseñanza creados sin tener en cuenta las necesidades de los alumnos se erigía como una barrera para el aprendizaje. La capacitación de tutores mejoró el desempeño. Nacida en Francia, Duflo es la persona más joven –y la segunda mujer– en ganar un Nobel de Economía.

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