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Genética

Un reloj molecular de la longevidad

Una de las especies estudiadas, el elefante africano, vive 60 años por término medio

Yathin S. Krishnappa/ Wikimedia Commons

Los peces de la especie Eviota sigillata, que habitan en el océano Pacífico, viven solamente ocho semanas, mientras que el tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus) puede llegar a vivir 400 años. Semejante variación de longevidad también está presente en otros grupos de vertebrados, como por ejemplo, los mamíferos. La musaraña de la especie Myosorex varius, un pequeño roedor africano, no vive mucho más allá de los dos años, mientras que la ballena de Groenlandia o ballena boreal (Balaena mysticeta) supera los 200 años. Hace tiempo que los biólogos sospechan que la longevidad está determinada por características genéticas, aunque aún no se han identificado las variaciones génicas que expliquen por qué ciertas especies viven más que otras. Benjamin Mayne y sus colaboradores, del Centro de Investigación Marina del Océano Índico, en Australia, analizaron el genoma de 252 especies de animales y propusieron que una característica genética advertida recientemente oficiaría como un reloj molecular de la longevidad. Los científicos determinaron que la cantidad de repeticiones de los pares de bases nitrogenadas citosina (C) y guanina (G) en 42 genes estaba directamente relacionado con el tiempo de vida de las especies: cuanto mayor es la secuencia de repeticiones, mayor es la longevidad (Scientific Reports, 12 de diciembre de 2019). Esta estrategia podría ser de utilidad para conocer la duración de la vida de especies extintas o que viven más que los seres humanos. Mediante el empleo de esta técnica, los investigadores calcularon en 60 años la longevidad promedio del mamut lanudo (Mammuthus primigenius) y del elefante de colmillos rectos (Palaeloxodon antiquus), ambos extintos, y en 38 años la de los seres humanos primitivos, tales como los neandertales y los denisovanos.

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