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ECOLOGÍA

Vestigios del mar en el interior de la Amazonia

Fósiles de microorganismos marinos indican que las aguas del Caribe invadieron la cuenca del río Solimões al menos 11 veces durante los últimos 23 millones de años

Concha fósil de un caracol de agua dulce

Maria Inês F. Ramos / MPEG

No hay que sorprenderse si uno encuentra animales y plantas de la selva amazónica que guardan similitudes con organismos marinos. En sondeos realizados en áreas amazónicas de Brasil, Perú y Colombia se han hallado fósiles de conchas, mantis marinas y dientes de tiburón o de rayas y otros animales marinos en depósitos de sedimentos a varios metros de profundidad, pese a hallarse a más de mil kilómetros de distancia del océano.

Llegaron hasta el interior de lo que actualmente es una densa selva porque el mar Caribe invadió la Amazonia durante el período geológico que se conoce como el Mioceno, hace entre 23 y 5 millones de años. Estas conclusiones surgen del análisis de los restos fósiles hallados en sedimentos a orillas de los ríos Solimões, Yuruá y Yavarí, que un equipo del Museo Paraense Emílio Goeldi (MPEG) y otros de distintas instituciones llevan a cabo desde 1998 bajo la coordinación de la bióloga Maria Inês Ramos, con el apoyo del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) de Brasil.

“El avance de las aguas marinas tierra adentro contribuyó al desarrollo de la gran biodiversidad de la Amazonia, porque introdujo animales marinos en la región y causó la separación de poblaciones que dieron origen a nuevas especies, que se adaptaron a los nuevos ambientes”, dice la geóloga Lilian Maia Leandro, de la Universidad de Vale do Rio dos Sinos (Unisinos), en Rio Grande do Sul, autora principal del artículo publicado en enero de 2022 en la revista Geology. Otro artículo que describe los resultados apareció publicado en diciembre en la revista Journal of South American Earth Sciences. Un ejemplo de la mencionada adaptación es el bufeo o delfín rosado del Amazonas, cuyo origen habría sido marino –sus antepasados serían los delfines – y actualmente habita en los ríos de la Amazonia.

En sedimentos extraídos de perforaciones practicadas en la década de 1970 por la antigua Compañía de Investigación de Recursos Minerales (CPRM) [el actual Servicio Geológico de Brasil (SGB)] en la región estudiada, el equipo del MPEG halló una gran cantidad de crustáceos bivalvos denominados ostrácodos, que actualmente pueden encontrarse en ambientes costeros, y otros organismos marinos, como los foraminíferos. Cuando se los observó e identificó microscópicamente, revelaron que eran más similares a los extraídos de una perforación realizada en el Caribe que a los de otras dos, procedentes de los océanos Pacífico y Atlántico.

Otro indicio de la influencia marina en la cuenca del Solimões son los vestigios de microalgas marinas, también conocidas como dinoflagelados, que viven en el plancton y son más abundantes en el mar Caribe. Con edades estimadas entre 23 y 3,8 millones de años, los microfósiles eran indicadores de períodos de mayor salinidad, producto de la cobertura de la Amazonia por las aguas del mar.

“Identificamos un patrón pulsante en estas inundaciones, que se producían aproximadamente cada 2 o 3 millones de años. La más pronunciada que detectamos ocurrió entre hace 11,1 y 8,8 millones de años”, dice Ramos. El agua del mar habría elevado la salinidad de un gigantesco conjunto de lagos, el sistema Pebas, que se habría extendido desde los territorios actuales de Colombia y Perú hasta la parte central de la Amazonia brasileña.

Maria Inês F. Ramos / MPEGMicrofósil de un foraminífero del género Ammonia y caparazón de un microcrustáceo del género Cyprideis, hallados a orillas de los ríos o en perforaciones de sondeo en la Amazonia occidental brasileñaMaria Inês F. Ramos / MPEG

“Es probable que el mar haya irrumpido por el valle del río Orinoco, en el norte”, sugiere Leandro. “Los Andes bloqueaban las aguas al oeste, en Perú, pero la cordillera de Mérida, en Venezuela, que también podría haber cerrado el paso al mar, todavía no se había formado”. Para ella, el mar Caribe habría invadido América del Sur en una época en la que el continente era más plano y bajo, incapaz de bloquear el paso de las aguas cuando el clima se hacía más cálido, los glaciares se derretían y el nivel del mar crecía.

Las hipótesis esgrimidas por el equipo del MPEG sobre el avance del mar Caribe han sido avaladas por los modelos numéricos desarrollados por el geofísico Victor Sacek, de la Universidad de São Paulo (USP), considerando la dinámica interna del planeta Tierra, los cambios climáticos y el nivel del mar. De acuerdo con estas conclusiones, descritas en un artículo publicado en marzo de 2023 en la revista Earth and Planetary Science Letters, las aguas del océano situado al norte del continente habrían invadido la región en forma intermitente desde hace al menos 35 millones de años.

Los modelos muestran que el alzamiento de los Andes habría modificado el paisaje de la región, alterando el curso de los ríos y el régimen de precipitaciones. “El peso de la cordillera hizo que la corteza continental sudamericana se curvara como si fuese un trampolín y formó una depresión cerca de los Andes”, explica Sacek. Según dicho modelo, esta piscina natural habría recibido las aguas caribeñas.

“Los procesos de convección del manto contribuyeron a causar una curvatura de la corteza terrestre hacia abajo, creando depresiones que se extendieron hasta el centro de la Amazonia”, añade. “Los modelos muestran que estas depresiones en un primer momento se llenaron con agua del mar y propiciaron la formación de ambientes lacustres”.

Con el tiempo, los sedimentos de los Andes fueron rellenando los lagos, culminando con la formación de la cuenca hidrográfica del río Amazonas hace aproximadamente 10 millones de años. En los modelos numéricos de Sacek, las incursiones del mar Caribe en la cuenca del Solimões habrían finalizado antes de la formación del río Amazonas. Las conclusiones, con todo, no anulan la posibilidad de incursiones más recientes en una ventana temporal entre 4,7 y 3,8 millones de años atrás, como sugiere el equipo del MPEG.

“Parte de las divergencias entre los resultados de Sacek y los de Leandro puede ser producto de la escasez de datos para probar los escenarios generados por los modelos numéricos y las dudas al respecto del contexto ambiental en el que vivieron los fósiles”, comenta el geólogo André Sawakuchi, de la USP, quien no participó en estos estudios. “El tema es controvertido y presenta un alto nivel de incertidumbre”. Según él, los registros de cambios ambientales en la Amazonia aún son exiguos y sería aventurado hablar de variaciones climáticas ocurridas hace millones de años, cuando solo se cuenta con datos relativamente fiables de los últimos 250.000 años.

Sawakuchi coordina el Trans-Amazon Drilling Project (TADP), apoyado por la FAPESP, en el que participan científicos de 12 países, con el propósito de realizar perforaciones en la Amazonia, desde los Andes hasta la costa del Atlántico. Además de datos más precisos para alimentar los modelos matemáticos, espera poder comprobar si el mar efectivamente invadió la selva incluso antes de lo que apuntan los cálculos de Sacek.

Proyecto
Proyecto de perforación transamazónica. El origen y la evolución de los bosques, el clima y la hidrología tropicales en América del Sur (no 18/23899-2); Modalidad Proyecto Temático ‒ Programa de Investigaciones sobre Cambios Climáticos Globales; Investigador responsable André Oliveira Sawakuchi (USP); Inversión R$ 9.659.178,81.

Artículos científicos
LEANDRO, L. M. et alMulti-proxy evidence of Caribbean-sourced marine incursions in the Neogene of Western Amazonia, BrazilGeology. v. 50, n. 4, p. 465-469. 5 ene. 2022.
SANTOS, K. S. dos y RAMOS, M. I. F. Taphonomic analysis on Neogene ostracods from Solimões formation, Borehole 1AS-5-AM, Brazil: A tool to the paleoenvironmental reconstitution. Journal of South American Earth Sciences. v. 122, 104172. dic. 2022.
SACEK, V. et alThe Amazon paleoenvironment resulted from geodynamic, climate, and sea-level interactionsEarth and Planetary Science Letters. v. 605, 118033. 1º mar. 2023.

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