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Ecología

El artista en la expedición, el biólogo en el museo

La muestra Amazônia: Os novos viajantes, en São Paulo, vincula el arte con la ciencia

Área externa del MuBe con la instalación Ainozama, de Fernando Limberger (2018), en primer plano

Léo Ramos Chaves

En un intento para ampliar el alcance de los descubrimientos científicos, la bióloga Lúcia Lohmann invitó en 2016 a profesionales con nuevos enfoques para que se sumen a una expedición a la Amazonia. Mientras ella y su equipo recorrían los ríos Negro y Blanco recolectando plantas para estudiar la historia evolutiva de las especies, la artista plástica portuguesa Gabriela Albergaria, el cineasta Gustavo Almeida y el fotógrafo Léo Ramos Chaves, integrante del equipo de Pesquisa FAPESP, elaboraban sus registros. Después de eso, otro encuentro, en este caso con el filósofo Cauê Alves, curador general del Museo Brasileño de Escultura y Ecología (MuBE), de São Paulo, culminó en la exposición que se inauguró el 12 de mayo, que contó con la curaduría conjunta de ambos. Amazônia: Os novos viajantes permanecerá en cartelera hasta el 29 de julio y traza un paralelo entre los exploradores del siglo XIX y los viajeros actuales. También emerge nuevamente la propuesta original de constituirse un museo dedicado a la ecología, en forma paralela al arte.

La distancia entre los libros repletos de ilustraciones deslumbrantes de los naturalistas antiguos y los artículos científicos del grupo de Lohmann, docente del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (IB-USP), parece infinita. Pero expedicionarios tales como los alemanes Karl Friedrich Philipp von Martius (1794-1868) y Johann Baptist von Spix (1781-1826), por ejemplo, sentaron las bases para un estudio amplio mediante un relevamiento de especies vegetales y el trazado de mapas, entre otras contribuciones. “Hoy en día, usamos [la aplicación] Waze hasta para ir a la esquina”, bromea Alves. “Pero en la exposición contamos con un mapa de la Amazonia elaborado por Martius y Spix, sin recursos tecnológicos, que es muy similar a lo que actualmente se conoce”.

Amazônia: Os novos viajantes
De martes a domingos, de 10 a 18 h, hasta el 29 de julio
Rua Alemanha, 221, São Paulo.

Lohmann y Alves reunieron un archivo artístico diverso y contemporáneo sobre la Amazonia, que abarca desde mediados del siglo XX hasta obras realizadas especialmente para la muestra, tal como es el caso de los troncos quemados sobre arena roja, obra del artista plástico Fernando Limberger. Con el paso del tiempo, las semillas enterradas en la arena germinan y emergen las hojas verdísimas del pasto Braquiaria, especial para recolonizar áreas devastadas. “En tanto, el invernadero de Alberto Baraya con plantas de plástico nos recuerda que gran parte de aquello que preservamos se torna artificial”, comenta la cocuradora y bióloga. Para ella, causa un malestar elemental.

Otra de las integrantes de la expedición, Gabriela Albergaria, participa con dos obras. Una de ellas es una paleta de colores que recolectó siguiendo el trabajo de campo y buscando adaptar el enfoque a la selva densa. “La idea era hallar las especies de epífitas que prosperan en las copas de los árboles. Por eso el viaje se pactó para la época de las crecientes de los ríos Negro y Blanco”, relata, demostrando un conocimiento de los aspectos y procesos científicos que nutrieron su trabajo. “Las salidas eran cualquier cosa menos contemplativas, y al principio yo no sabía cómo distinguir una planta de otra en medio de aquella profusión de hojas y plantas verdes; para el final logré hacerlo, en algunos casos”.

Léo Ramos Chaves O barco destruído de Maurício Adinolfi (Estorvo escorbuto, 2018) una obra realizada para la exposiciónLéo Ramos Chaves

Albergaria instaló un estudio en el barco, sobre una mesa de la cocina donde catalogaba colores y registros, mientras en la segunda cubierta los investigadores organizaban el material recolectado en un laboratorio improvisado. “La preparación de las plantas para la extracción del ADN es algo totalmente diferente a construir un herbario, en el cual se seca al material y se lo prensa entre hojas de periódicos cuidando de mantener la forma. Para el estudio del ADN y de la anatomía, eso resulta totalmente innecesario, lo que importa son los fragmentos mínimos guardados en saquitos de té o en un líquido dentro de unos frasquitos, algo que casi remite a la alquimia. Para mí, eso entraba en el terreno de la fantasía, del encantamiento”, recuerda la portuguesa. “La presencia de los artistas nos lleva a pensar de otra manera sobre el trabajo y su significado”, comenta Lohmann. “Ellos plantean las cosas de una manera a la cual no estamos acostumbrados”.

Mientras el video que produjo Gustavo Almeida durante el viaje se proyecta sobre una pared, el visitante pasea por el mundo de la ciencia. “Pese a la longevidad de la selva Amazónica, estamos descubriendo que muchas de las especies que hoy viven en ese bioma son, en realidad, más recientes de lo que se pensaba”, reflexiona Lohmann. Los diversos y complejos resultados de ese estudio, que quedaron plasmados en los artículos científicos expuestos, no llegaron a integrarse en su totalidad a la muestra.

Léo Ramos Chaves Jóvenes examinando publicaciones del siglo XIX frente al video Vai que vai, de Ana Paula Oliveira (2015)Léo Ramos Chaves

En otro paralelo entre el arte y la ciencia, las delicadas y coloridas acuarelas de flores elaboradas por la inglesa Margaret Mee (1909-1988) entre los años 1950 y 1980, conviven con minuciosas ilustraciones botánicas en tinta china dibujadas por Barbara Alongi y Klei Sousa para documentar las especies descritas por Lohmann y sus alumnos. “La necesidad de representación es algo muy importante en todos los estudios científicos. Ese constituye un punto de comunicación esencial entre el arte y la ciencia”, reflexiona Albergaria. Otra obra de su autoría que está incluida en la muestra es un árbol transformado en cubos de tamaños crecientes –o decrecientes. “Es geométrica, racional, concreta”, describe Cauê Alves. “Representa al arte y a la ciencia, lo orgánico y lo inorgánico”.

Según Lohmann, la exposición concita la atención del público sobre la Amazonia. Simultáneamente, los investigadores advirtieron que necesitan esforzarse para divulgar su labor entre el público lego. Alves celebra la presencia, antes rara, de biólogos entre los visitantes. “Es una buena oportunidad para mostrar también al museo como lugar de investigación”, dice.

Léo Ramos Chaves Dispositivo de prensado y almacenamiento del material recolectado registrado en fotos tomadas por Léo Ramos Chaves: Série prensa, Série coleta e Infusão (2016)Léo Ramos Chaves

La recuperación del proyecto primordial –constituirse como un museo de escultura y ecología fue la condición impuesta por la alcaldía en 1986 para la concesión del espacio– también pone en valor al edificio proyectado por el arquitecto Paulo Mendes da Rocha, así como también al jardín, diseñado por el paisajista Roberto Burle Marx. “El techo recoge el agua de lluvia y la envía a una cisterna que alimenta a los espejos de agua”, destaca Alves. Constituye un ejemplo de interés por la cuestión ambiental, al respecto de la cual el curador también pretende llamar la atención del público. “Ése es el problema más urgente que tenemos que resolver en el mundo actual”.

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