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Premios Nobel

Galardones de 2024 distinguen a investigadores del campo de la inteligencia artificial

En las áreas de Física y Química fueron para científicos que crearon herramientas computacionales

Umass Chan Medical School | Stephanie Mitchell / Harvard UniversityVictor Ambros y Gary Ruvkun, los descubridores de los micro-ARNUmass Chan Medical School | Stephanie Mitchell / Harvard University

De los 10 científicos que este año fueron galardonados con el Premio Nobel en las categorías de Medicina o Fisiología, Física, Química y Economía, ninguno es de sexo femenino ni negro. Tan solo el de Literatura fue para una mujer. El Nobel de la Paz fue concedido a una asociación japonesa de sobrevivientes del uso de bombas atómicas y sus pruebas. Pero no han sido las cuestiones de género o de representatividad de los diferentes segmentos de la sociedad las que dominaron los debates en torno a los elegidos para recibir el Nobel y una suma de dinero de 11 millones de coronas suecas, unos 5,8 millones de reales.

Una incógnita que flotaba en el aire en cuanto a los premios de Física y Química era si los trabajos de los ganadores, que desarrollaban técnicas en el área de las ciencias de la computación, representaban avances en la disciplina que los llevó a obtener el galardón o eran más bien contribuciones al campo de la inteligencia artificial. Hubo quienes se quejaron de las elecciones, argumentando que el Nobel se había rendido al autobombo de las técnicas de inteligencia artificial (IA). Otro de los puntos destacados fue que tres de los premiados son o han sido empleados de empresas de Google.

Fisiología o Medicina
Un hallazgo basado en estudios iniciados en la década de 1990 con el gusano Caenorhabditis elegans les valió el premio a dos biólogos estadounidenses. Victor Ambros, de 70 años, de la Universidad de Massachusetts, y Gary Ruvkun, de 72 años, de la Escuela de Medicina de Harvard, ambas en Estados Unidos, descubrieron los micro-ARN, una familia de moléculas de ARN (ácido ribonucleico) más cortas, y su papel en la activación y el control de los genes en los seres vivos. Los estudios de Ambros y Ruvkun “encontraron un nuevo e inesperado mecanismo de regulación de la expresión génica”, dijo el endocrinólogo Olle Kämpe, vicepresidente de la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Suecia.

“El hecho de haber demostrado que los micro-ARN constituyen un fenómeno biológico preservado en diferentes especies indica que desempeñan un rol importante en el desarrollo y el funcionamiento de los organismos, y por esta razón se habrían perpetuado a lo largo de la evolución de los seres vivos”, comenta el biomédico Marcelo Mori, de la Universidad de Campinas (Unicamp), estudioso del papel de los micro-ARN en el envejecimiento y en la aparición de enfermedades crónicas como la diabetes y la obesidad.

Ninguna mujer ganó el Nobel este año en las disciplinas de ciencias

“Los micro-ARN regulan aproximadamente el 60 % de nuestros genes y son fundamentales para el control de diferentes procesos en el organismo humano, como el desarrollo y las funciones fisiológicas, entre ellas la embriogénesis y la muerte celular, además de la diferenciación, la proliferación y el crecimiento de las células”, explica la bioquímica Edilamar Menezes de Oliveira, de la Universidad de São Paulo (USP), quien estudia los efectos del entrenamiento físico sobre el ARN no codificante, como los micro-ARN en el sistema cardiovascular.

Este es el segundo año consecutivo que el premio es concedido a las investigaciones con el ARN que, entre otras funciones, desempeña el papel de mensajero químico en el interior de las células. En 2023, el Nobel fue para la bioquímica húngara Katalin Karikó y el médico estadounidense Drew Weissman, quienes hicieron posible el uso del ARN mensajero para la producción de vacunas, como algunas de las que protegen contra el covid-19.

Archivo PersonalJohn Hopfield y Geoffrey Hinton, ganadores del Premio Nobel de Física por sus trabajos en el campo de la inteligencia artificialArchivo Personal

Física
El estadounidense John Hopfield, de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, y el británico Geoffrey Hinton, de la Universidad de Toronto, en Canadá, compartieron la distinción “por sus descubrimientos e invenciones fundamentales que hicieron posible el aprendizaje automático a través de redes neuronales artificiales”.

Las herramientas de IA generativa, como ChatGPT, utilizan este tipo de aprendizaje automático inspirado en el cerebro humano y en la interacción entre las neuronas. La base de estas estructuras también presenta similitudes con modelos de la física estadística utilizados para estudiar el espín, una propiedad cuántica intrínseca de los electrones y otras partículas subatómicas que influye en su interacción con los campos magnéticos.

Actualmente con 91 años, Hopfield, un físico teórico interesado en la biología molecular, a principios de la década de 1980 formuló un tipo de red que creaba una memoria asociativa capaz de almacenar y reconstruir patrones de información. Su contribución, realizada cuando estaba en el Instituto de Tecnología de California (Caltech), se hizo conocida como la red o modelo de Hopfield.

Cada categoría entregó un premio de 5,8 millones de reales que se repartió entre los ganadores

“En 1982, Hopfield trabajaba en el Caltech en solitario con redes neuronales, una disciplina que él estaba desarrollando”, comenta el físico brasileño José Nelson Onuchic, de la Universidad Rice, en Estados Unidos, quien en los años 1980 fue dirigido en el Caltech por Hopfield en su doctorado en química de proteínas.

Hinton, quien ahora tiene 76 años, utilizó el modelo de Hopfield para ir un paso más allá, también en la década de 1980. Graduado en psicología experimental, con un doctorado en IA, ideó un método que busca en forma autónoma determinadas propiedades en un conjunto de datos. Este tipo de red neuronal, denominada máquina de Boltzmann, en alusión a los estudios en física estadística que llevó a cabo el austríaco Ludwig Eduard Boltzmann (1844-1906), constituye la base de la IA generativa.

En simultáneo a sus estudios académicos, Hinton se desempeñó durante 10 años, entre 2013 y 2023, como vicepresidente del departamento de ingeniería de Google. El año pasado decidió abandonar la empresa a los efectos de tener más libertad para criticar los riesgos que implica el uso de la IA.

Lan C. Haydon / UW MedicineEl Nobel de Química fue para Demis Hassabis, David Baker y John JumperLan C. Haydon / UW Medicine

Química
La mitad del dinero del premio fue para el bioquímico estadounidense David Baker, de la Universidad de Washington en Seattle, por sus avances en el diseño computacional de proteínas. La otra mitad fue para el científico de la computación británico Demis Hassabis y el físico estadounidense John Jumper, ambos de la empresa Google DeepMind, del área de la IA. La compañía, fundada en 2010, desarrolló en 2020 el programa AlphaFold2, que utilizando aprendizaje automático y redes neuronales predice la estructura tridimensional de una proteína a partir de su secuencia de aminoácidos, los compuestos químicos que se combinan para generar las proteínas. En un hecho que refleja la rapidez del reconocimiento, el rango de edades de los laureados es menor que la edad promedio de los ganadores del Nobel: 62, 48 y 39 años, respectivamente, para Baker, Hassabis y Jumper.

En 2003, Baker logró utilizar aminoácidos para diseñar una nueva proteína diferente a cualquier otra conocida. Para ello desarrolló un software de código abierto denominado Rosetta. Desde entonces, su grupo de investigación ha producido muchos tipos de proteínas, incluyendo algunas que se utilizan en productos farmacéuticos, vacunas, nanomateriales y pequeños sensores.

Cuando era un adolescente, Hassabis, cofundador de DeepMind, se dedicaba a diseñar videojuegos. Estudió ciencias de la computación y realizó un doctorado en neurociencia cognitiva. Su startup fue adquirida en 2014 y se convirtió en la unidad de IA de Google, de la que actualmente es director ejecutivo. La excepcional capacidad computacional de Google, mucho mayor que la de cualquier laboratorio de investigación, es un reflejo del exitoso desempeño de DeepMind.

“Necesitamos la computación para resolver los problemas del campo de la biología: no puedo creer que ya estemos obteniendo reconocimiento”, comentó Jumper en una entrevista telefónica con Adam Smith, del sitio web del Nobel. Él es el ganador más joven del Premio Nobel de Química de los últimos 70 años. Físico de profesión, se tomó con cierto humor haber recibido el galardón de Química.

MIT Sloan School of Management | Jared Charney / Massachusetts Institute of Technology | University of ChicagoSimon Johnson, Daron Acemoglu y James A. Robinson, los ganadores del Nobel de EconomíaMIT Sloan School of Management | Jared Charney / Massachusetts Institute of Technology | University of Chicago

Economía
Los economistas Daron Acemoglu y Simon Johnson, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), y James Robinson, de la Universidad de Chicago, ambos en Estados Unidos, compartieron el premio por sus contribuciones a la comprensión de las diferencias entre países pobres y ricos y el papel que desempeñan las instituciones en el proceso de desarrollo económico. Al momento de anunciar la concesión del galardón, la Real Academia Sueca de Ciencias hizo hincapié en la importancia del rol que cumple la democracia para el mantenimiento de la prosperidad a largo plazo en las sociedades, una de las ideas ponderadas por el trío de laureados.

Nacido en Turquía y de ascendencia armenia, Acemoglu, de 57 años, tiene ciudadanía estadounidense. Sus dos colegas, ambos británicos, también desarrollaron su carrera en Estados Unidos. Johnson tiene 61 años, Robinson 64. Desde el punto de vista del trío, las instituciones políticas y económicas erigidas por las diferentes sociedades ayudan a explicar por qué algunas se han vuelto prósperas y otras aún no han logrado superar la pobreza. Por consiguiente, las instituciones de carácter inclusivo, de países con leyes que protegen los derechos de propiedad y elecciones regulares, estimularían el crecimiento sostenible. Por otro lado, las instituciones que los economistas califican como extractivas son aquellas que han propiciado el enriquecimiento de una pequeña elite en detrimento de las grandes masas, contribuyendo al atraso y la pobreza.

Lee Chunhee / Natur & KulturLa escritora y poeta Han Kang, primera surcoreana ganadora del Nobel de LiteraturaLee Chunhee / Natur & Kultur

En los últimos años los tres economistas se han convertido en participantes activos del debate público. Acemoglu y Robinson escribieron Por qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, lanzado en 2012 en Estados Unidos. En 2019, el dúo publicó El pasillo estrecho: Estados, sociedades y cómo alcanzar la libertad, en donde abordan la crisis de las democracias contemporáneas. Posteriormente, en 2023, Acemoglu y Johnson lanzaron Poder y progreso. Nuestra lucha milenaria por la tecnología y la prosperidad, donde analizan las contribuciones de la innovación tecnológica al desarrollo.

Literatura
La escritora y poeta Han Kang, nacida en 1970 en la ciudad de Gwangju, es la primera surcoreana en ganar el Premio Nobel de Literatura. Temas tales como los traumas históricos y la fragilidad de la vida componen el imaginario literario de la autora, ampliamente reconocida en su país natal, donde ha recibido innumerables premios. Al anunciar el galardón, la Academia Sueca destacó la singularidad de Kang al abordar las conexiones entre el cuerpo y el alma, así como su capacidad para innovar en la prosa contemporánea.

Su obra más conocida es La vegetariana, publicada originalmente en 2007. En 2009, el libro fue adaptado al cine en una película dirigida por Lim Woo-seong. En él, Kang indaga en el aislamiento y la resistencia a la normatividad a través de la historia de Yeong-hye, una mujer que deja de consumir carne tras sufrir una serie de pesadillas. Otros títulos de la autora son Actos humanos, Blanco y La clase de griego.

STR / JIJI PRESS / AFP via Getty ImagesToshiyuki Mimaki, de la organización Nihon HidankyoSTR / JIJI PRESS / AFP via Getty Images

Paz
El premio fue concedido a la organización japonesa Nihon Hidankyo, creada hace 68 años por sobrevivientes de las explosiones de las bombas atómicas lanzadas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, en 1945. Oficialmente denominado Confederación Japonesa de Organizaciones de Víctimas de las Bombas A y H, el grupo fue reconocido por el Comité Noruego del Nobel “por sus esfuerzos para lograr un mundo libre de armas nucleares y por demostrar a través de sus testimonios que las armas nucleares jamás deben volver a utilizarse”.

Según el comité noruego, la movilización de los hibakusha, como se conoce a las aproximadamente 100.000 víctimas aún vivas de las explosiones en Japón representadas por la organización, ha tenido un rol importante para mantener viva la consciencia del horror causado por las armas atómicas y han contribuido a transformar su uso en un tabú en las últimas décadas. “Los hibakusha nos ayudan a describir lo indescriptible, a pensar lo impensable y a entender el dolor y el sufrimiento incomprensibles que causan las armas nucleares”, dijo Jorgen Watne Frydnes, presidente del comité al anunciar el premio.

La planta que imita al plástico
El Premio Ig Nobel pone de relieve el trabajo de un brasileño sobre una enredadera cuyas hojas emulan el formato de esta estructura en una planta artificial

Felipe YamashitaDos hojas de la enredadera: la original (a la izq.) y otra con su formato alteradoFelipe Yamashita

La enredadera Boquila trifoliolata, originaria de Chile y Argentina y cuyo nombre común es bejuco sudamericano, tiene la capacidad de modificar el formato de sus hojas, haciéndolas parecerse a las de la planta que la hospeda, incluso si las hojas de la anfitriona vecina son de plástico. El descubrimiento de esta capacidad de emular la vida artificial le valió el satírico Premio Ig Nobel al botánico brasileño Felipe Yamashita. El estudio lo llevó a cabo durante su doctorado en la Universidad de Bonn, en Alemania, en colaboración con el investigador independiente estadounidense Jacob White. El artículo en el que describen cómo las hojas perdían sus lóbulos laterales cuando se las colocaba junto a hojas artificiales más redondeadas salió publicado en 2022 en la revista científica Plant Signaling & Behavior.

“No tengo idea de cómo la planta hace esto”, dijo el brasileño en el marco de la para nada solemne ceremonia de entrega del premio del 12 de septiembre en las instalaciones del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos. “He concluido mi doctorado, ahora necesito un empleo para poder continuar con mi investigación”, bromeó, en el tono habitual de estos premios, que prometen “hacer reír y luego pensar” al seleccionar investigaciones serias que parecen insólitas. El uso de una planta artificial en los experimentos deja sin efecto la posibilidad de que la enredadera reciba información de la planta hospedadora a través de compuestos químicos exhalados al aire o mediante genes transferidos por intermedio de otros organismos.

La hipótesis preferida de Yamashita para explicar el fenómeno es la existencia de lentes u ocelos en la planta, un conjunto agrupado de células que captan la luz y al que suele compararse con ojos primitivos. “Los rayos de luz atravesarían la epidermis convergiendo en un fotorreceptor, que acaso pueda ser la clorofila”, sugirió el brasileño en una entrevista concedida al pódcast Pesquisa Brasil. Sería una especie de visión, obviamente no tan sofisticada ni precisa como la de los animales.

Este artículo salió publicado con el título “El año de la inteligencia artificial” en la edición impresa n° 345 de noviembre de 2024.

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