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Hora de afinar el lápiz

Un estudio estima los costos y el margen de utilidades de las editoriales y reaviva el debate sobre el valor justo para la publicación de artículos científicos

Alexandre Affonso

El costo real promedio de publicación de un artículo científico en una revista de gran prestigio y visibilidad no supera los mil dólares, aunque estos periódicos científicos pueden llegar a cobrarles a los autores un monto entre cinco y diez veces mayor para revisar un paper y publicarlo en la modalidad de acceso abierto. Este y otros cálculos al respecto de los gastos que implica el proceso de la comunicación científica fueron divulgados a finales de 2021 en la plataforma F1000Research, en un trabajo firmado por el físico Alexander Grossmann, docente de gestión de publicaciones de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Leipzig, en Alemania, y exdirector de la editorial Wiley-Blackwell, y por el neurobiólogo Björn Brembs, de la Universidad de Regensburg (Ratisbona), también de Alemania.

Entre los dos, calcularon una serie de costos directos e indirectos que deben asumir los editores de las revistas científicas cuando reciben, evalúan, seleccionan, publican y ponen a disposición en forma online un artículo estándar con 18.000 palabras y 10 imágenes. Se consideraron 22 etapas dentro del proceso de flujo de los manuscritos, desde las horas de trabajo que dedica el personal técnico a cada paper recibido hasta los costos del formato y edición de los trabajos, la comprobación de plagios y la distribución a las bases de datos que indexan las revistas científicas. Los valores de referencia provienen de las editoriales o son el resultado de cotizaciones elaboradas por servicios especializados.

A continuación, se procedió a estimar el impacto de estos costos en revistas con diferentes perfiles. Para aquellas que publican alrededor de mil artículos por año y tienen una tasa de rechazo de manuscritos del orden del 50 %, el costo varía de 194 dólares, si la revista tuviera un bajo presupuesto y los editores trabajan como voluntarios, a 669 dólares, en caso de tratarse de títulos más consolidados y profesionalizados que contratan los servicios de plataformas de publicación online especializadas, como Scholastica.

En tanto, en las revistas altamente selectivas, cuyas tasas de rechazo son iguales o superiores al 90 % de los trabajos recibidos, los valores fluctúan entre 770 dólares por artículo, cuando la revista publica unos mil papers por año, y 1.053 dólares, para las que publican anualmente hasta 100 artículos.

La difusión de estas estimaciones reavivó un antiguo debate sobre el nivel justo de las tasas de publicación de artículos y el margen de beneficios de las editoriales. La discusión recrudeció en una instancia decisiva. Muchas revistas científicas están migrando de un modelo de negocios basado en el cobro de suscripciones a otro, de publicación en acceso abierto, en el cual los costos no recaen sobre quien lee el artículo, sino sobre los autores y las agencias que financian las investigaciones. El telón de fondo de este cambio es la implementación del Plan S, una iniciativa vigente desde hace un año en 17 países, la mayoría de Europa, que también involucra estudios patrocinados por instituciones tales como Wellcome Trust, con sede en el Reino Unido, y la Fundación Bill y Melinda Gates, de Estados Unidos (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 299).

Las revistas prestigiosas les permiten a los autores publicar en acceso abierto cobrándoles tasas de publicación elevadas

La coalición de organizaciones firmantes del plan exige que los artículos derivados de proyectos financiados por las mismas estén disponibles en acceso abierto inmediatamente después de su publicación, sin limitaciones, y sigan licencias que garanticen la libertad de reutilización de los contenidos. La FAPESP, que no forma parte del Plan S, puso en marcha recientemente su nueva política de acceso abierto, que establece que los artículos científicos resultantes de proyectos financiados por la Fundación deben quedar disponibles en los repositorios de internet, a más tardar, 12 meses después de su fecha de publicación (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 310).

En el marco de la transición hacia el nuevo modelo, el Plan S prevé la celebración de los llamados “acuerdos transformadores”, mediante los cuales, los recursos que eran utilizados por una institución con suscripciones se trasladan al pago de tasas de publicación de artículos de sus investigadores en revistas que se han comprometido a ampliar progresivamente sus actividades en acceso abierto. En 2020, la editorial Springer Nature llegó a un acuerdo de este tipo con las universidades alemanas y empezó a cobrar una tarifa promedio de 2.750 euros (unos 3.130 dólares) para publicar en sus revistas de acceso abierto cada artículo firmado por investigadores de las instituciones germanas.

El sistema de universidades públicas del estado de California, en Estados Unidos, cerró uno de estos acuerdos con la editorial Elsevier en marzo de 2021, luego de haber roto con la empresa durante dos años por estar en desacuerdo con los valores que le cobraba. Gracias a este acuerdo, los investigadores del sistema pueden publicar artículos en acceso abierto en las revistas pertenecientes a la editorial mediante el pago de un canon, y los docentes y alumnos disponen de acceso abierto al contenido de las revistas. El acuerdo le costará al presupuesto de las bibliotecas de las universidades un 7 % menos que el anterior contrato de suscripciones. La editorial ha formalizado uno de estos acuerdos incluso en América Latina, con un consorcio de universidades y centros de investigación de Colombia. Actualmente está discutiendo con instituciones del Reino Unido los términos de un acuerdo por cinco años para la publicación en acceso abierto.

Al margen de estos acuerdos, las empresas ofrecen a los autores la posibilidad de publicar artículos en acceso abierto mediante el pago de tasas que, en las revistas de mayor prestigio, son bastante elevadas. En el caso de la revista Nature, la tasa de procesamiento de artículos (APC) llega a ser de 9.500 euros (11.390 dólares). En la revista Cell, de la editorial Elsevier, el monto es de 7.800 libras esterlinas (10.630 dólares). “En el debate público está haciendo falta un abordaje cuantitativo para determinar los costos reales de publicación de un artículo académico mediante el uso de tecnología de punta, de manera tal que puedan tomarse las decisiones informadas en referencia a los niveles de precios adecuados”, escribieron Grossmann y Brembs en su trabajo.

Los representantes de las editoriales científicas esgrimieron objeciones a esta metodología de trabajo. Un vocero de la editorial Springer Nature declaró a la revista Times Higher Education que el cálculo ha subestimado los gastos del proceso de revisión por pares que, en el caso de esa empresa, el año pasado incluyeron la evaluación de más de 1,4 millones de manuscritos recibidos, gran parte de los cuales fueron rechazados tras un primer análisis. “Para los autores de los 370.000 artículos que publicamos, nuestra inversión sigue garantizándoles que reciban la ayuda necesaria en el proceso de revisión y que sus trabajos sean publicados de la mejor manera posible y en los formatos más actualizados”, dijo. Paul Abrahams, gerente de comunicación del grupo RELX, que controla a la editorial Elsevier, formuló declaraciones similares. “En 2020, Elsevier recibió 2,5 millones de envíos y publicó 564.000 artículos. Administramos una red compuesta por 1,4 millones de revisores. Este proceso tiene un costo real”, publicó en su cuenta de Twitter.

La normativa de apoyo a la publicación de artículos de la FAPESP establece un tope de financiación de 12.000 reales por paper

Björn Brembs, uno de los autores, respondió a las críticas en otro tuit: “En realidad, eso lo hemos incluido en los costos de publicación”. Pero reconoció otro tipo de laguna en las estimaciones. El cálculo no contempla, por ejemplo, los costos de las editoriales para comercializar sus publicaciones ni aquellos vinculados con el marketing, argumentando que esas cifras suelen caer bastante cuando las revistas comienzan a publicarse bajo el modelo de acceso abierto.

En un comentario sobre el trabajo de Grossmann y Brembs divulgado en la plataforma Open Research Community, el sociólogo Pablo Markin, de la Universidad de Haifa, en Israel, recuerda que hay una estructura consolidada en el ámbito de la comunicación científica en la cual, la calidad de lo que se publica está atada, en gran medida, a los servicios ofrecidos por las editoriales comerciales. En su opinión, los conceptos de valor académico y prestigio vigentes suelen favorecer a aquellas empresas que cuentan con equipos editoriales profesionales, una cartera de revistas sólida y un rendimiento de alto impacto en acceso abierto. “Para los autores, la elección de una revista para publicar sus trabajos probablemente tiene una utilidad compleja, en la cual el costo no es necesariamente un parámetro preponderante”.

Es legítimo que un científico desee publicar su trabajo en una revista de alto impacto, así como a las agencias de financiación les interesa que las investigaciones que patrocinan obtengan la máxima visibilidad y accesibilidad posibles. Pero en un ambiente en el que las editoriales pretenden asegurarse altos márgenes de utilidades mientras migran hacia un nuevo modelo, algunas tasas de publicación suenan impracticables. “No tiene sentido que un artículo surgido de un proyecto de investigación que recibió hasta 150.000 reales al año tenga que pagar un costo de publicación de 60.000 reales”, dice José Roberto de França Arruda, docente de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Campinas (Unicamp) y miembro de la Coordinación Adjunta de Ciencias Exactas e Ingeniería de la Dirección Científica de la FAPESP. De França Arruda se refiere a los montos máximos de las ayudas de investigación regulares que la FAPESP financia por un período de dos años, y a la tasa que cobran algunas revistas de primera línea. Las nuevas normas de la Fundación para el apoyo a la divulgación artículos establecen un tope de financiación de 12.000 reales para la publicación de un artículo. “Esto proporciona un punto de referencia a los investigadores y está dentro de lo que estipulan muchas revistas de buena calidad”, explica. La Fundación podría conceder excepcionalmente montos superiores a este, siempre que el autor presente un argumento convincente acerca del impacto que podría obtener su trabajo.

“Las grandes editoriales científicas obtienen altos márgenes de beneficios mediante el sistema de suscripción y ahora simplemente pretenden trasladar esos valores que acopiaban con las suscripciones a las APC”, protesta el investigador. Él afirma que, al calor del debate sobre los montos que cobran las revistas, se le han sumado voces que predican cambios radicales en el modelo de publicación. “Hay quienes proponen que la publicación de artículos científicos se haga en títulos de bajo presupuesto, con base en el trabajo voluntario, y también conozco investigadores que prefieren no publicar artículos o trabajar como revisores en revistas comerciales que cobran tasas exorbitantes. No es posible adivinar lo que ocurrirá en el futuro, pero creo que es improbable que se pueda excluir del mercado a las editoriales comerciales, porque son actores muy importantes”.

A su juicio, hoy por hoy, la solución es abrir y mantener canales de negociación entre las agencias de financiación y las editoriales para acordar valores razonables. “Una posibilidad sería el cobro de algún tipo de arancel por cada artículo que se evalúa, incluso a aquellos que resultan rechazados. Esto ayudaría a reorganizar la tarea de las editoriales y permitiría que puedan cobrar por el trabajo que realizan sin ejercer tanta presión sobre las tarifas que se cobran por los artículos de calidad”.

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