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Covid-19

La investigación científica durante la cuarentena

Fernando Carvall“Parece normal que mueran 100 mil personas, la mayoría negras”

Estudio las desigualdades raciales y la mortalidad por cáncer de cuello de útero y de mama. El cáncer de cuello de útero es una enfermedad infecciosa relacionada con la falta de acceso a la prevención, por eso se la asocia con la pobreza y la desigualdad, y sigue teniendo alta incidencia en Brasil, fundamentalmente entre las mujeres negras e indígenas de las regiones norte y nordeste.

Con la pandemia estoy trabajo en mi casa. Se creó la Red CoVida, que es una red de solidaridad e información científica. Hago una reflexión en cuanto a la desigualdad en los impactos de la pandemia –de la enfermedad y de las medidas– sobre los distintos grupos raciales, particularmente en la población negra. En el caso de las mujeres, hay un aumento en la violencia doméstica. El uso de mascarillas en la calle es todo un tema para los varones negros, porque la policía los aborda con mayor frecuencia. Ellos suelen trabajar más en el mercado informal y están expuestos a la violencia callejera. No solo es la enfermedad, sino las disposiciones, lo que profundiza la violencia ligada al racismo.

Los datos que brinda el Ministerio de Salud muestran que las personas blancas se enferman más y son internadas con mayor frecuencia, mientras que las personas negras registran un mayor número de muertes. La población negra no tiene la posibilidad de internarse y recuperarse: son personas que directamente se mueren porque acceden más tardíamente a los servicios de salud, cuando la enfermedad cursa un estadio más avanzado.

Acabo de bajarme esos datos del DataSus para analizar las cifras de diagnósticos y de test, las comorbilidades y cómo se derivan los pacientes a los servicios de salud, entre otros aspectos. Se considera normal que 100 mil personas mueran y que la mayoría sean pobres, negros, del nordeste de Brasil, de las periferias urbanas, del norte, indígenas. Estas poblaciones siempre han estado al margen.

Emanuelle Góes es epidemióloga con formación en enfermería, investigadora en pasantía de posdoctorado en el Centro de Integración de Datos y Conocimientos para la Salud (Cidacs) de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) en Bahía.

Testimonio concedido a Maria Guimarães

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Fernando Carvall“Soy un privilegiado al poder afrontar este momento en mi casa, junto a mi familia”

Desde el 13 de marzo he estado trabajando en mi casa y la cuarentena ha afectado de diversas formas mi labor como investigador y docente del Departamento de Antropología de la Universidad de Indiana, en Estados Unidos. Aproveché para despejar de mi escritorio las cosas pendientes. Procuro no olvidarme del inmenso privilegio de poder hacer frente a este momento en compañía de mi familia, cuando hay tantos que no tienen la misma posibilidad, que han perdido su empleo o se han enfermado, o tantos otros que han tenido que elegir por el riesgo de enfermarse para comer.

La pandemia ha afectado las investigaciones en curso. Hubo que replantear los planes para 2020 y 2021, que incluían una cantidad considerable de trabajos de campo. Lo más perjudicado fue un proyecto que estamos llevando adelante en la Amazonia, aprobado por el Belmont Forum y por el Norface, que involucra estudios referidos a las transiciones sociales hacia la sostenibilidad. Tuve que cancelar cuatro viajes que tenía programados a São Paulo, Rondônia y Pará.

Mi labor docente acusó otra clase de impacto. El semestre lectivo ya había comenzado y tuvimos que hacer una transición rápida hacia el ambiente virtual. Estaba impartiendo un curso sobre Sostenibilidad y Sociedad a 50 alumnos de la carrera y traté de mantener una interacción fluida para que ellos no se sintieran abandonados. Siempre comienzo las clases con un contexto histórico y trato de recurrir a la experiencia personal de los alumnos para captar su interés. Pero eso puede hacerse cuando uno dispone de una clase de 75 minutos. Al pasar al plano virtual, tuve que seleccionar conceptos y grabarles videos de 10 a 15 minutos, aparte de idear actividades que los estudiantes pudieran realizar por sí solos.

Eduardo S. Brondizio es profesor del Departamento de Antropología de la Universidad de Indiana, en Bloomington, Estados Unidos, donde también dirige el Centro de Análisis de Paisajes Socioecológicos (Casel, por sus siglas en inglés).

Testimonio concedido a Fabrício Marques

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Fernando Carvall“La pandemia puso en la mira al sentido del olfato”
Cuando se desató la pandemia, muchos informes provenientes de Europa referían la pérdida del olfato en los pacientes con covid-19. A pesar de que esa era mi área de investigación, hubo una cantidad enorme de cosas que tuve que entender, reflexionar y aprender.

Estamos haciendo una investigación a distancia: un cuestionario destinado a los profesionales de la salud de la primera línea de atención –médicos, nutricionistas, enfermeros– de hospitales públicos y privados. Les preguntamos qué síntomas han tenido, incluyendo la pérdida del olfato y/o del gusto, si trabajan o no con pacientes con covid-19 y qué comorbilidades tiene. Estamos analizando los resultados.

La pérdida del olfato es algo frecuente en los casos de gripe y resfríos comunes, pero la anosmia causada por el Sars-CoV-2 no está acompañada de obstrucción nasal, y sobreviene de manera súbita. Es probable que el virus no infecte a las neuronas. Las que parecen estar involucradas son las células del epitelio olfativo que brindan soporte a las neuronas, pero aún no sabemos cómo.

Hay diversas formas de alteración del olfato. Estos trastornos pueden incidir sobre la calidad de vida de las personas, pero no se está tomando en serio a los pacientes cuando buscan ayuda. Hacen falta más tratamientos y mucha investigación en el área. ¿Es posible intervenir en ese proceso y mejorar los resultados?

Recientemente participé en un congreso científico virtual en Estados Unidos. Cuando asistíamos a los congresos en forma presencial, estábamos inmersos interactuando con otros científicos a jornada completa. Ahora, mientras asistimos virtualmente a un congreso, el resto de las actividades locales se siguen haciendo, incluso las tareas domésticas.

Bettina Malnic es bioquímica, especialista en el funcionamiento molecular del olfato y docente en el Instituto de Química de la Universidad de São Paulo (IQ-USP).

Testimonio concedido a Maria Guimarães

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Fernando Carvall“El impacto en la salud mental es algo que tendremos que afrontar”

Mi laboratorio en Río de Janeiro se especializa en el desarrollo, a partir de células reprogramadas, de diferentes tipos de células presentes en el cerebro humano. Allí elaboramos neuroesferas y orgánulos cerebrales que luego utilizamos para estudiar cómo afectan el desarrollo cerebral las infecciones causadas por los virus o determinados compuestos. Tenía programado para julio de este año un período sabático en Estados Unidos. La propuesta consistía en ampliar la utilización de nuestro modelo de orgánulos cerebrales para estudiar enfermedades neurodegenerativas y las alteraciones moleculares asociadas a la exposición del tejido neuronal a las drogas psicodélicas. Al iniciarse la pandemia, cancelamos las actividades en mi laboratorio. En vista de los indicios que sugerían que el virus afectaba a otros órganos aparte de los pulmones, decidimos utilizar nuestros modelos biológicos para estudiar al Sars-CoV-2. La vida familiar dio un giro radical. El aislamiento, el temor a enfermarse, la desorientación política y económica de esta coyuntura desestabiliza a todos, y fundamentalmente a los ancianos. El impacto de la pandemia en la salud mental es algo que todos vamos a tener que enfrentar. Mis padres pueden dar fe de ello. Mi madre padece enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que requiere del suministro de oxígeno externo. Con mis niños aislados en un apartamento y mis padres en otro, Helena y yo tomamos una decisión drástica. Nos mudamos todos juntos a una casa que alquilamos, espaciosa y soleada. El año pasado viajé en 12 oportunidades al exterior y otras tantas por Brasil. Creo que a partir de ahora la primera opción será dar charlas por videoconferencia. La tragedia brasileña del covid-19 profundizada por la ausencia de un liderazgo y de gestión de la salud pública, intensificó mi compromiso con la divulgación científica.

Stevens K. Rehen es docente en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y colaborador científico del Instituto D’Or de Pesquisa e Ensino (Idor).

Testimonio concedido a Ricardo Zorzetto

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