A causa de las medidas de aislamiento social adoptadas para contener la pandemia, los sismógrafos instalados en las grandes metrópolis, tales como Los Ángeles, Barcelona y Milán, registraron una merma significativa en las ondas generadas por el movimiento del suelo. Con más gente en sus casas y, sobre todo, menos vehículos en las calles, los ruidos sísmicos disminuyeron. Según un trabajo efectuado por científicos de la Universidad de São Paulo (USP) y del Observatorio Nacional (ON) de Río de Janeiro, en Brasil, este tipo de datos puede utilizarse como un indicador adicional del nivel de acatamiento de una población urbana a las disposiciones de restricción de los desplazamientos (Geophysical Research Letters, 2 de agosto). Los investigadores compararon los registros de la estación sísmica del ON con las informaciones de una empresa que monitorea el movimiento de las personas mediante el rastreo de sus celulares, una técnica que actualmente se adopta como modelo para calcular el grado de aislamiento social. Y constataron que hay una buena correlación entre los dos tipos de mediciones: cuando aumenta el nivel de aislamiento, disminuyen los ruidos sísmicos, causados básicamente por el desplazamiento de autos, autobuses y trenes.
Republicar