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COVID-19

Bienvenidas voces

La pandemia indujo a médicos y científicos a comunicarse más para orientar a la población

Peng Song/Getty Images

Durante la mañana del viernes 13 de marzo, al arribar a un congreso que había reunido a alrededor de 400 personas en la ciudad de São Paulo, la neumóloga Margareth Dalcolmo, de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) les recomendó a los organizadores su cancelación inmediata, debido a la pandemia del nuevo coronavirus que se propagaba velozmente por Brasil. El día anterior, en una reunión en el Ministerio de Salud de la cual ella había participado, una de las recomendaciones que se habían aprobado era evitar las aglomeraciones de gente para contener el avance de la enfermedad. Como los asistentes ya estaban en el lugar, el congreso no se canceló, pero ella aprovechó la situación y, en una entrevista concedida a un colega, el neumólogo Mauro Gomes, grabó un video con las recomendaciones definidas en la víspera en la ciudad de Brasilia para contener la nueva dolencia que llegaba. Al anochecer, Gomes le informó que la grabación, inicialmente publicada en Facebook e Instagram, había sido vista por 700 mil personas en tan solo seis horas. Como todavía sabía poco sobre los medios sociales, ella indagó: “¿Eso es mucho o poco?”.

Al grabar ese video, Dalcolmo y otros médicos luego de ella se hicieron eco de la necesidad de la gente y del periodismo de contar con información confiable, precisa y rápida. El sábado, cuando se dirigía al aeropuerto para regresar a Río de Janeiro, recibió una llamada de un periodista que le comentó que el video ya había sido visto por 2 millones de personas, deslizó elogios por el espíritu educativo del mismo y la invitó a participar de una entrevista en vivo en el estudio del canal de cable GloboNews, ese mismo día, para un público de 800 mil televidentes. Desde entonces, la médica que repartía su tiempo entre hospitales, laboratorios de investigación y salones de clases, participa en los debates sobre la pandemia que se realizan cada domingo en GloboNews y suele salir al aire en el noticiero Jornal Nacional, cuya teleaudiencia es de 7,7 millones de personas solamente en el Gran São Paulo, y también en el canal de cable CNN Brasil, con una audiencia promedio de 600 mil personas.

En el curso de la pandemia, médicos y científicos de universidades y centros de investigación se sumaron al grupo de colegas que venían dirigiéndose al público masivo, tales como el cardiólogo Julio Abramczyk, quien fue reportero, editor y, durante las últimas décadas, columnista del periódico Folha de S.Paulo, cuyos lectores mensuales en las versiones impresa y digital llegan a 20 millones (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 234); el oncólogo Drauzio Varella, quien desde hace años firma una columna en Folha, participa en el semanario televisivo Fantástico, de la red TV Globo, visto por casi 2 millones de personas, y mantiene un sitio web y un canal en YouTube, además de escribir libros; el bioquímico Fernando Reinach, y el médico sanitarista Gonçalo Vecina Neto, docente de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (FSP-USP), ambos con columnas semanales en el periódico O Estado de S. Paulo, con 11 millones de lectores mensuales. Varella allanó el camino hablando en lenguaje popular sobre la manera de prevenir la que por entonces era una nueva enfermedad denominada sida en la radio Jovem Pan de São Paulo, a mediados del decenio de 1980, cuando todavía no era habitual que los médicos aparecieran en los medios de comunicación masivos (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 279). Ahora, cada uno a su manera, los científicos y los médicos que asumieron un rol como comunicadores dan cuenta de los avances, las posibilidades de tratamiento y las medidas de contención de la pandemia.

Al igual que los que ya son veteranos en esto, los nuevos médicos comunicadores se han transformado en una especie de voceros de la ciencia, analizando las medidas que se toman para combatir la pandemia basándose siempre en las evidencias experimentales. “Cuando es necesario, rechazamos las propuestas de tratamientos sin sentido”, dice Dalcolmo. “No voy a pronunciarme sobre algo que no sé. De ser así, sencillamente digo que no lo sé”. Su faz didáctica no solo proviene de su experiencia como docente, sino también de su formación en ciencias humanas, porque antes de inclinarse por la medicina, ella estudiaba para ser diplomática. La habilidad para comunicarse con el público masivo también le valió una invitación para desempeñarse como columnista en el periódico O Globo de Río de Janeiro, que tiene 14,3 millones de lectores mensuales, y una popularidad a la cual no estaba habituada y que la llevó a ser reconocida, incluso llevando puesta una mascarilla, en el mercado o aun en la favela carioca de Maré, donde los equipos de la Fiocruz coordinan un trabajo sobre el covid-19.

Reproducciones de videos en internet Los profesionales despejan dudas de millones de personas mediante entrevistas televisivasReproducciones de videos en internet

“Como representante del HC [Hospital de Clínicas] y de la USP, participar en las conferencias de prensa en el Palacio de los Bandeirantes [la sede de la Gobernación del Estado de São Paulo] era un deber cívico”, dice el infectólogo Esper Kallas, de la Facultad de Medicina de la USP. En esas reuniones, que se transmitieron en vivo por radio y televisión, Kallas sabía que tenía que expresarse de manera sencilla, sin utilizar la terminología médica habitual, y medir sus palabras, ya que cualquier desliz podría esparcirse en cuestión de minutos por las redes sociales y destruir un prestigio profesional acumulado durante décadas. “En esas ocasiones, siempre recuerdo lo que me enseñó mi amigo Drauzio Varella: ‘Cada vez que hables con la prensa, no dejes que asome tu vanidad; no eres tú el espectáculo, sino aquello que dices’”.

Su colega de la FM-USP, el neumólogo Carlos Carvalho, lo reemplazó en las conferencias de prensa del Palacio de los Bandeirantes en el mes de junio. “Tuve que escuchar a mis colegas del Comité de Crisis y transmitir la opinión consensuada, que no necesariamente era la mía, a diferencia de lo que hacía en mis clases o en conferencias”, relata. Otro requisito, añade, consistía en “transmitir confianza y tranquilizar al público, aunque las cifras de contagios y de fallecidos estuviera aumentando en ese momento”. No obstante, su constante cautela no lo libró de algunas situaciones embarazosas. Luego de una de las conferencias de prensa, una periodista de la televisión le preguntó en vivo cuándo creía que comenzarían a aplicarse las vacunas en la población brasileña. “Pensé: ‘¿Digo lo que creo o protejo al gobernador, que expresó que habría una vacuna para diciembre?’. Decidí mantener mi opinión de que eso sería a partir de marzo de 2021”, relata.

En el mes de julio, Carvalho comenzó a comentar noticias, no siempre de la pandemia solamente, en el programa Jornal da Cultura, noticiero que se transmite diariamente en el horario de 21:15 a 22:15 por Radio y TV Cultura, Facebook y YouTube. El equipo de producción del canal de televisión suele invitarlo a participar los viernes o sábados, semanalmente o cada dos semanas. “Una de mis funciones como médico y docente consiste en brindarle información robusta a la población”, dice. Los médicos Dimas Covas, director del Instituto Butantan, y Paulo Saldiva, de la USP, son otros de los comentaristas del informativo televisivo.

La participación de los expertos en salud mantiene la calidad de la información y compensa la escasez de periodistas especializados, dice malinverni

El periódico Folha de S.Paulo fue uno de los que reforzaron su plantel de columnistas con médicos y científicos que adquirieron notoriedad pública con la pandemia y les dio carta libre para expresarse en sus páginas. “Sentarse y escribir lo que uno piensa es muy grato”, celebra Kallas. Quincenalmente, él comenta algún aspecto de la pandemia, como por ejemplo, la reinfección de pacientes, o vierte opiniones propias, como ocurrió el 8 de septiembre, cuando sostuvo, basándose en evidencias científicas, que los anticuerpos monoclonales podrían transformarse “a la brevedad”, según él, en un tratamiento para individuos con síntomas iniciales de covid-19.

Las columnas en los periódicos permiten la interacción con los lectores de una manera mucho más fluida que en epidemias anteriores. “Por ahora no he afrontado ninguna situación incómoda”, afirma Kallas. No todos han tenido la misma suerte. Ni bien comenzó la pandemia, el 25 de marzo, otra columnista del mismo periódico paulista, la bióloga Suzana Herculano-Houzel, de la Universidad Vanderbilt, en Estados Unidos, reconoció ya en el título: “Estaba equivocada al comparar al covid-19 con ‘una gripe’”, y argumentó que así es como se construye la ciencia, corrigiéndose permanentemente. Un lector estuvo de acuerdo, pero otro protestó: “Una investigadora de sus quilates debería haberse informado mejor antes de expresar cualquier opinión”.

“Tuve muchas buenas críticas de los lectores, pero algunos me dijeron me vuelva a Francia”, comenta también la biomédica Paola Minoprio, coordinadora de la Plataforma Científica Pasteur-USP (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 282), quien escribe una columna semanal en Folha de S.Paulo desde el mes de abril. En un primer momento, debido a que había vivido 34 años en París, ella inventaba palabras inexistentes en portugués y sufría durante el fin de semana para redactar y enviar el domingo por la noche su columna de 600 palabras. Finalmente, terminó tomándole gusto a comentar –“sin demasiados pormenores”, se disculpa– las noticias recientes sobre el virus y la pandemia. En su columna del 20 de abril, Minoprio reiteró sus críticas al uso de la hidroxicloroquina y otros medicamentos sin aval científico. “No se pueden violar los principios éticos y de precaución, fundamentales en la ciencia, consistentes en nunca practicar en humanos experimentos que puedan ocasionar perjuicios”, advirtió.

Léo Ramos Chaves y reproducciones de videos en internet Dalcolmo (a la izq.) y Minoprio orientan a los telespectadores. Varella (a la der.) allanó el camino para los médicos comunicadores al hablar sobre el sida en la radio Jovem Pan, en la década de 1980Léo Ramos Chaves y reproducciones de videos en internet

“La participación de los expertos en salud mantiene la calidad de la información y ayuda a compensar la precarización del trabajo de las redacciones, cada vez más reducidas, y la escasez de periodistas idóneos en el tema de la salud”, analiza la periodista Claudia Malinverni, de la FSP-USP.

Ella detectó dos similitudes entre los brotes recientes de fiebre amarilla, que analizó en su doctorado y en un artículo publicado en 2017 en la revista Reciis, y la pandemia de covid-19. La primera es la obsesión por el número de casos y de muertos, que se actualizan permanentemente. Ella reflexiona: “Las cifras aportan materialidad a los fenómenos, a veces distantes, pero pueden enajenarnos a todos y, a partir de cierto punto ya no tienen sentido, porque se transforman en algo abstracto”. La segunda es la valoración extrema de la vacuna “como si fuera algo mágico, que pudiera llevar a un final feliz, salvando a todo el mundo, tanto de la fiebre amarilla como del covid-19”.

En un artículo publicado en noviembre en la revista Frontiers in Communication, ella y la psicóloga Jacqueline Brigagão, de la Escuela de Artes, Ciencias y Humanidades (EACH) de la USP, evaluaron 36 textos publicados en portales web de noticias, periódicos, revistas y noticieros de televisión entre el 16 de marzo y el 30 de abril de 2020 y detectaron el uso erróneo de la expresión “aislamiento social” en lugar de “distanciamiento social”. El aislamiento social es un término que se usa en el campo de la psiquiatría para referirse a un síntoma común en los cuadros depresivos y psicóticos, pero que no tiene sentido emplear en epidemiología. Ellas también notaron el predominio de especialistas clínicos –virólogos, neumólogos e infectólogos– y escasos epidemiólogos (tan solo 2 de los 30 médicos que identificaron) entre los entrevistados o comentaristas de noticias sobre la pandemia. “De cualquier manera”, concluyó Malinverni, “sin la intervención de los expertos del área de la salud que se comunican con el público masivo, la pandemia en Brasil probablemente sería mucho peor”.

Artículos científicos
MALINVERNI, C. Uma epizootia, duas notícias: A febre amarela como epidemia e como não epidemia. Reciis. v. 11, n. 2, p. 1-9. nov. 2017.
MALINVERNI, C. y BRIGAGÃO, J. I. M. Covid-19: Scientific arguments, denialism, eugenics, and the construction of the antisocial distancing discourse in Brazil. Frontiers in Communication. v. 5, 582963, p. 1-14. 4 nov. 2020.

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