Las startups orientadas al agronegocio robustecen el ecosistema de innovación del campo en Brasil
Una aplicación creada por OnFarm diagnostica la mastitis en las vacas lecheras en 24 horas
OnFarm
La inflamación en las glándulas mamarias, una enfermedad conocida como mastitis, compromete el bienestar del hato de vacas lecheras y le ocasiona pérdidas por un valor de 6 mil millones de reales a la ganadería brasileña. Más allá de cargar con el costo del tratamiento y la disminución de la producción lechera, los ganaderos deben descartar la leche con residuos de antibióticos que se usan en el procedimiento terapéutico. A raíz de la dificultad para identificar de inmediato la causa de la enfermedad, la mayoría de los productores recurre a antimicrobianos de amplio espectro. Los expertos estiman que en el 30% de los casos el empleo de estos medicamentos es innecesario y la cura puede llegar a ser espontánea.
En un intento de resolver esta situación, la startup OnFarm, con sede en la localidad de Pirassununga (São Paulo), ideó un sistema compuesto por un minilaboratorio al que se le dio el nombre de SmartLab, un medio de cultivo y una aplicación para la gestión de informaciones y soporte a la toma de decisiones, que permite la detección de la causa de la mastitis en 24 horas. El test se realiza en el propio establecimiento mediante el cultivo microbiológico de una muestra de la leche del animal enfermo. El diagnóstico rápido le permite al productor elegir el manejo más adecuado. Más de 300 ganaderos ya han adquirido el kit de la startup paulista, el cual se encuentra a la venta desde 2018.
OnFarm es una de las 1.125 startup orientadas al medio rural que fueron registradas en el estudio intitulado “Radar AgTech Brasil 2019”, llevado a cabo por la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) en conjunto con el fondo de inversión SP Ventures y la consultora Homo Ludens. Estas empresas innovadoras de base tecnológica, también denominadas agtechs, constituyen uno de los pilares del ecosistema de innovación del agronegocio brasileño, que también está integrado por universidades, centros de investigación, grandes compañías agropecuarias, fabricantes de insumos y equipamientos agrícolas e inversionistas.
“Brasil constituye es un para el surgimiento, la validación y la consolidación de nuevas tecnologías creadas por startups con orientación hacia el campo. Eso se debe, en buena medida, a la importancia de la producción agropecuaria nacional y al hecho de contar con un ambiente pujante de innovación en ese sector”, dice Daniel Trento do Nascimento, secretario de Innovación y Negocios de Embrapa. “Las agtechs disponen de una base sólida de información que afianzaron durante años instituciones tales como Embrapa, la Esalq [Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo], la Feagri [Facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad de Campinas], la Unesp [Universidade Estadual Paulista Júlio de Mesquita Filho] de Jaboticabal, el IAC [Instituto Agronómico de Campinas] y Unica [Unión de la Industria de la Caña de Azúcar], entre otras”.
El estudio reveló que la meta de la mayoría de las agtechs (el 47% del total) es la creación de tecnologías para la posproducción agropecuaria, tales como el almacenaje de alimentos, la logística de transporte y sistemas de empaque y seguridad alimentaria. Alrededor de un tercio (el 35%) de ellas se dedican al desarrollo de soluciones para actividades dentro de las propiedades y un 18% son startups cuya tarea es previa a la de las propiedades productoras, tales como las que se dedican a la genómica, la biotecnología y la nutrición animal.
En 2018, esas 1.125 agtechs acapararon inversiones por 80 millones de dólares, un monto que cuadruplicó al que se había registrado en el año anterior. El mapeo de Embrapa indica que, durante los últimos cinco años, el ecosistema de agtechs ha mostrado señales consistentes de crecimiento, tanto por ser un ambiente de riesgo activo en el país como por la avidez de integración tecnológica de los grandes actores del agronegocio.
Para Luís Claudio Rodrigues de França, director del Departamento de Apoyo a la Innovación para el Sector Agropecuario del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil (Mapa), aunque el 79% de las agtechs se concentra en las regiones sudeste y sur del país, donde cobran relieve las ciudades de São Paulo, Piracicaba y Campinas, el movimiento es nacional. “Hay muchas startups en el centro-oeste y en la zona conocida como Matopiba [acrónimo formado por las iniciales de los estados de Maranhão, Tocantins, Piauí y Bahía, donde se ubica una de las últimas fronteras agrícolas del país]”, dice Rodrigues de França. “Las agtechs están realizando una labor importante de aceleración de los procesos de innovación en el campo”.
Una de las características de estas empresas es la rapidez para desarrollar, testear y sacar al mercado soluciones innovadoras. Han logrado tal agilidad porque poseen una estructura más austera y menos rígida que las compañías tradicionales del agronegocio. “Así como en el pasado el modelo de innovación se basaba en las grandes empresas y los grandes centros de investigación, hoy en día pasa necesariamente por las startups, muchas de las cuales nacieron y son patrocinadas por universidades”, opina José Tomé, cofundador del AgTech Garage, un hub de innovación con sede en Piracicaba.
Ese espacio de innovación, inaugurado en 2018, lanzó recientemente el Fellowship Program, cuyo objetivo es acercar a las universidades a la comunidad de innovación del hub, integrada por startups, productores rurales y corporaciones del agronegocio. “Las agtechs no siempre logran resolver en forma directa los problemas existentes en el campo. En ciertas ocasiones requieren de un conocimiento más profundo o de un colaborador tecnológico. El Felowship Program fue creado como un facilitador de ese proceso”, explica Tomé.
En el mismo municipio de Piracicaba también se encuentra el Pulse, un hub de innovación de Raízen, la mayor productora nacional de azúcar, etanol y bioenergía, que cuenta con 28 startups residentes, de las cuales 21 poseen proyectos pilotos testeados en las áreas productivas de la propia empresa. Entre los colaboradores del Pulse despuntan la operadora de telefonía Vivo, la empresa de telecomunicaciones sueca Ericsson y EsalqTec, la incubadora de empresas de la Esalq. En conjunto, patrocinan el proyecto Agro IoT Lab, orientado hacia la creación de soluciones de conectividad para el campo.
La incubadora EsalqTec, creada en 1994 y actualmente con alrededor de 70 empresas, entre residentes, asociadas y en preincubación, está emplazada en Fazenda Areão, una estructura anexa al campus de la Esalq. Esta finca experimental, con una superficie de 130 hectáreas, dispone de una estructura completa de conexión, que permite el recabado permanente de datos y el desarrollo y perfeccionamiento de nuevas tecnologías digitales.
La innovación en el agronegocio también se fomenta mediante la financiación de proyectos de investigación y becas para alumnos de posgrado y posdoctorado. Desde mediados de la década 1990, la FAPESP ha concedido casi 280 ayudas destinadas a investigaciones asociadas a la agricultura y la ganadería digital en instituciones de educación superior e investigación de todo el estado de São Paulo (vea el gráfico de la página de al lado).
“La FAPESP cumplió un rol central al invertir, desde un comienzo, en proyectos de investigación asociados a la agricultura de precisión. Esas financiaciones permitieron la realización de los primeros estudios y desarrollos en el área, y posibilitaron que Brasil no fuera totalmente dependiente de las tecnologías importadas”, resalta el ingeniero agrícola Paulo Sérgio Graziano Magalhães, miembro del Núcleo Interdisciplinario de Planificación Energética de la Universidad de Campinas (Nipe-Unicamp).
Uno de los primeros proyectos patrocinados por la FAPESP en el área, en 1996, tenía como objetivo la construcción de un sistema de monitoreo de la zafra de la caña de azúcar mediante la aplicación de sensores y el uso de tecnología GPS (Sistema de Posicionamiento Global), para la elaboración de mapas de rendimiento del cultivo. Ese fomento se le concedió al alumno de doctorado Fábio Marcelo Serpa, bajo la dirección de Magalhães en la Feagri-Unicamp.
Por esa misma época, la Fundación financió otros dos proyectos pioneros. El primero, similar al que lideró Fábio Serpa en la Unicamp, fue un estudio en la Esalq con el objetivo de crear un sistema automático de monitoreo de la cosecha mecanizada de granos en el estado de São Paulo, valiéndose de un sistema diferencial de posicionamiento global vía satélite (DGPS). El otro apuntó al desarrollo de un dispositivo capaz de formular y dosificar fertilizantes sólidos para su aplicación a tasas variables en el plantío, gracias al empleo del GPS.
“Con el soporte de la FAPESP, pudimos crear nuevas soluciones y adaptar tecnologías importadas a las condiciones brasileñas”, resalta Paulo Graziano, quien también forma parte del Grupo Interdisciplinario de Tecnología en Agricultura de Precisión de la Feagri-Unicamp, y de la Comisión Brasileña de Agricultura de Precisión, vinculada al Mapa.
En las últimas dos décadas, diversas empresas paulistas de base tecnológica recibieron 50 aportes del programa Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe) con la finalidad de generar nuevas soluciones para la agricultura digital. La empresa Agrosmart, afincada en Campinas, desarrolló con el aporte de recursos de la Subvención Pipe/ Pappe de la FAPESP, en colaboración con la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep), un mecanismo para digitalizar la lectura de la tarjeta amarilla, una especie de trampa para atrapar insectos que se vale de un adhesivo para capturar psílidos que transmiten el huanglongbing (HLB), la enfermedad también conocida como el dragón amarillo de los cítricos o greening, en inglés, la plaga principal de los cítricos. Los agricultores usan esas tarjetas para detectar la infección y disponer cuando fuera necesaria la aplicación de agroquímicos.
Agrosmart también sacó a la venta una plataforma en la nube que permite monitorear en tiempo real las actividades en el campo. Se trata de sensores distribuidos por la plantación que efectúan una lectura del ambiente, con indicadores sobre la humedad del aire y del suelo, temperatura, probabilidades de lluvia, dirección e intensidad del viento.
El director de Nuevos Negocios, Guilherme Raucci explica que los datos se transmiten vía satélite y generan informes y recomendaciones sobre riesgos y oportunidades para los diversos cultivos agrícolas. Las informaciones quedan a disposición en la plataforma en la nube Agrosmart Cultivo Inteligente, a la cual puede acceder el productor rural en forma remota. El sistema se completa con avisos enviados vía WhatsApp al celular del agricultor.
Un estudio reciente encabezado por investigadores de la USP puso de manifiesto la importancia de las inversiones en capital humano en el sector agropecuario paulista. Dicho trabajo, intitulado Contribuição da FAPESP ao desenvolvimento da agricultura no estado de São Paulo, reveló que cada real que se invierte en investigación y desarrollo (I&D), educación superior y extensión rural, generó un beneficio de 12 reales para la economía estadual, en función del aumento de la productividad en el medio rural. Esos datos forman parte de un proyecto de investigación que se llevó a cabo entre 2013 y 2018.
En el caso de los aportes de la FAPESP, el trabajo mostró que los recursos que la Fundación destinó a becas, proyectos de investigación e infraestructura en los campos de la agronomía y la agricultura rindieron 27 reales por cada real invertido. Ese desempeño solo fue superado por el de las universidades públicas, responsables de la capacitación de mano de obra especializada para el sector agropecuario. Estas instituciones registraron un retorno de 30 reales por cada real invertido.
Proyectos 1. La contribución de la FAPESP al desarrollo de la agricultura en el estado de São Paulo (nº 12/51209-4); Modalidad Ayuda a la Investigación — Regular; Investigador responsable Alexandre Chibebe Nicolella (USP); Inversión R$ 385.765,24 2. Trampas para plagas automáticas y geoestadística aplicadas al manejo integrado de plagas (MIP) (nº 17/08195-6); Modalidad Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe); Convenio Finep Subvención Pipe/ Pappe; Investigador responsable Marcus Vinicius Sato (Agrosmart) Inversión R$ 229.608,40 3. Sistema de monitoreo de la zafra de la caña de azúcar para la elaboración de mapas del rendimiento (nº 96/12023-8); Modalidad Becas en Brasil — Doctorado; Investigador responsable Paulo Sérgio Graziano Magalhães (Unicamp); Becario Fabio Marcelo Serpa; Inversión R$ 11.440
Desde 1996, la FAPESP lleva concedidas más de 270 ayudas a la investigación y becas destinadas a proyectos en agricultura y ganadería digital. La lista completa se puede verificarse en https://bit.ly/2M1Cq4Z.
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