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covid-19

La muerte de un hombre y la extinción de una etnia

Odair Leal/Amazônia Real  Aruká Juma, en 2014Odair Leal/Amazônia Real 

Con una edad estimada entre los 86 y los 90 años, Aruká Juma, el último aborigen hablante de la lengua juma o yuma, falleció por covid-19 el 17 de febrero de este año en un hospital de Porto Velho, la capital del estado brasileño de Rondônia. Su etnia, que en el siglo XVIII contaba con una población de unos 15 mil individuos, fue diezmada por las enfermedades y los conflictos con los recolectores de caucho [seringueiros], madereros y buscadores de metales y piedras preciosas [garimpeiros]. Para 1964 quedaban solo seis nativos del pueblo Juma y, en 1999, solamente Aruká. Su primera esposa había muerto en 1996. Sus cuatro hijas, incluida una que era fruto de otro matrimonio, se casaron con varones miembros de la etnia Uru-eu-wau-wau. En 2016, tal como fuera informado por el periódico New York Times, le confió al reportero fotográfico Gabriel Uchida: “Éramos muchos antes que los seringueiros y los garimpeiros vinieran a matar a todos los jumas. En aquella época, los jumas eran felices. Ahora solo quedo yo”. Aruká Juma decía estar frustrado por no poder conversar con sus nietos, que solo hablaban portugués, un idioma que él no dominaba. “Aruká era el último nativo del pueblo Juma que recordaba los métodos de cacería y las tradiciones artesanales propias de su pueblo”, comentó el antropólogo Edmundo Peggion, de la Universidade Estadual Paulista (Unesp) en la localidad Araraquara, en el periódico El País, que también informó de su muerte. Peggion había conocido al anciano juma en la década de 1990.

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