
Tamarino calvo, cada vez con menos espacio; guacamayo de Spix, extinto en la naturaleza; yubarta, cuyas poblaciones volvieron a crecer tras la prohibición de su cazaWhaldener Endo / Wikimedia Commons | Bernard Dupont / Wikimedia Commons
Como su población se habría reducido en un 80 % desde 1997, el tamarino calvo (Saguinus bicolor), que habita en los bosques cercanos a Manaos ‒la capital del estado brasileño de Amazonas‒, fue clasificado como especie en peligro crítico en la última actualización de la Lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), publicada en junio. La UICN evaluó 18.391 especies de plantas, animales y hongos de Brasil y clasificó a 2.475 como amenazadas de extinción, de las cuales 515 se encuentran en peligro crítico. Cuatro de ellas ya no existen en estado silvestre, tan solo quedan ejemplares en cautiverio, como es el caso del guacamayo de Spix (Cyanopsitta spixii); y 16 se han extinguido, cifra que incluye mamíferos, aves, anfibios, insectos y árboles. Las listas rojas ayudan a adoptar medidas para reducir el riesgo de extinción de especies. En 2022, cuatro de las cinco especies brasileñas de tortugas marinas mostraron mejoras en su estado de conservación y la tortuga verde (Chelonia mydas) salió de la lista de especies amenazadas. Las poblaciones de ballena jorobada o yubarta (Megaptera novaeangliae) empezaron a recuperarse tras la prohibición de su caza en la década de 1980. En la lista de la UICN de este año, Australia, Bangladés, Francia, Japón, Arabia Saudita y Yemen registraron un fuerte descenso de su biodiversidad, que se mantuvo estable en Afganistán, Angola, Bélgica, Costa de Marfil, Perú y Suiza. En unos pocos países, como Polonia, la biodiversidad aumentó, como resultado de sus políticas de conservación ambiental (UICN, junio).
